Ante una amenaza que cada vez se presenta más claramente, las víctimas pueden reaccionar de dos maneras: 1) Someterse y aceptar la dominación, con lo que el agresor, a partir de ese momento, puede proseguir tranquilamente su obra de destrucción. Algunas personas no son capaces ni de huir ni de luchar. A veces, recurren a un psiquiatra o psicoterapeuta, pero, de entrada, suelen anunciar que no están dispuestas a cuestionar lo fundamental. Solamente quieren aguantar, soportar su situación de sometimiento sin demasiados síntomas y seguir poniendo buena cara. Normalmente, estas personas prefieren un tratamiento farmacológico antes que una larga psicoterapia. Sin embargo, los estados depresivos sobrevienen una y otra vez, con lo que se puede producir un consumo excesivo de ansiolíticos o de sustancias tóxicas. 2) Revelarse y combatir, con la idea de marcharse. Una vez que se inicia el proceso de acoso, la única forma de detenerlo es con la marcha de la
Psicóloga en Vecindario María Jesús Suárez Duque Atención psicológica a niños, adolescentes, adultos y mayores Atención online y presencial Pedir cita 630723090