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HOMEOSTASIS




El término homeostasis fue introducido en el campo psicológico a partir de los trabajos del fisiólogo Walter B. Cannon (1932), quien se basó en las investigaciones de Claude Bernard (1813-1878) para hacer alusión al equilibrio del medio interno, a las condiciones constantes que mantiene el medio interno, dentro de una variabilidad determinada.

La homeostasis no implica equilibrio en sentido estático. Mediante el proceso de homeostasis el organismo se autorregula de modo que consiga el equilibrio del medio interno (Aguado, 2005).

La finalidad de los mecanismos autorreguladores es mantener en los niveles adecuados los parámetros fisiológicos. Así, cuando existe una desviación en dichos niveles, estos mecanismos actúan mediante un sistema de feedback negativo. Dicho sistema, denominado también “retroalimentación negativa”, conlleva que, si hay una desviación en una dirección, ocurra una reacción opuesta. De este modo puede decirse que el sistema actúa cuando se detectan discrepancias entre el estado actual y el óptimo, mediante la puesta en marcha de procesos autocorrectores encaminados a la eliminación de la discrepancia existente. Su finalización ocurre, por tanto, cuando la discrepancia es eliminada.

El modelo homeostático ha buscado explicar el mantenimiento de los parámetros fisiológicos dentro de los niveles adecuados y, dada su importancia en la explicación de los distintos motivos primarios, muchos autores (Garrido, 2008) han llegado a afirmar que el origen de la motivación primaria o biológica se encuentra en la ruptura del estado de homeostasis.

Criterios diferenciadores de los motivos primarios (Madsen, 1973):

·         Fisiológico. Implica que existe una base orgánica

·         Comparativo-psicológico. Se refiere a que determinan actos universales.

·         De señal. Significa que vienen fijados por señales innatas.

·         De supervivencia. Conlleva que son relevantes para conservar la vida.

En base a dichos criterios Madsen (1973) determinó una relación de motivos primarios, la cual cuenta con un consenso muy elevado entre distintos autores. Dicha relación incluye los siguientes motivos primarios:

·         Hambre

·         Sed

·         Impulso sexual

·         Motivo de descanso y de dormir

·         Impulso maternal

·         Motivos de temperatura

·         Excretorios de oxígeno

·         De actividad

·         De evitación del dolor

Todos ellos son comunes a todas las culturas, aunque su expresión pueda variar de modo diferencial de unas a otras.

Bibliografía

Sanz, M. T., Menéndez, F. J., Rivero, M. P., & Conde, M. (2013). Psicología de la motivación. Teoría y práctica. Madrid: Sanz y Torres.


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