PROGRAMA PRO.DE.AR.IN PARA EL DESARROLLO DEL HABLA EN NIÑOS CON TRASTORNO FONOLÓGICO (Gallego, Gómez & Ayllón, 2015)
La atención temprana de carácter lingüístico se
percibe como una acción de la máxima importancia para evitar que se
obstaculicen los procesos comunicativos de los niños y sus posibilidades de
participación escolar y social.
El desarrollo fonológico, de acuerdo con la teoría de la fonología natural(Stampe, 1969), consiste en la eliminación progresiva hasta aproximadamente los
6 años de tres procesos de simplificación del habla: relacionados con la
estructura de la sílaba, de sustitución y de asimilación (Ingram, 1983), los
cuales permiten a los niños modificar una forma adulta y convertirla en otra
más sencilla y manejable para ellos. A partir de esa edad los aspectos
fonético-fonológicos no experimentan ya variaciones (Nippold, 2000; Bosch,
2004). Sin embargo, no es infrecuente que algunos niños articulen sin
dificultad los fonemas de su lengua pero conserven en su habla procesos de
simplificación, evidenciando en su expresión lo que se denomina ‘trastorno
fonológico’ (Ingram, 1983; Bosch, 2004; Gallego, 2013).
Cierto que pueden observarse trastornos que
afectan solo al sistema fonológico o perturbaciones puramente fonéticas y sin
deterioro del sistema fonológico, pero hay que advertir que esta distinción
(fonológico versus fonético) rara vez se muestra de manera clara en la práctica
(Crystal, 1983), ya que lo más frecuente es constatar trastornos mixtos que presentan déficit de base articulatoria y habilidades
fonológicas inadecuadamente desarrolladas, lo cual hace que continúe
utilizándose el término genérico de ‘trastorno
fonológico’ (TF) para referirse a cualquier problema del habla, en el que
se vea afectada la producción o articulación, la percepción y/o la
representación mental de los sonidos de la lengua (Bosch, 2003).
Tanto la práctica logopédica como la
investigación coinciden en señalar que los trastornos fonológicos son, sin
duda, los más frecuentes en la etapa infantil, afectando al 10% de esta
población (Gierut, 1998), y que con actuaciones preventivas y compensadoras se
mejoran notablemente los pronósticos (McLeod, Harrison, McAllister y McCormack,
2013)
El programa
para el desarrollo de la articulación infantil (PRO.DE.AR.IN), es de
orientación psicolingüística e inspirado en postulados interaccionistas y
contextuales (Vygotski, 1973; Bruner, 1991), donde la colaboración entre
iguales y el aprendizaje asistido resultan trascendentales.
Se trata de una propuesta abierta, que no anula
la iniciativa pedagógica del educador cuya aplicación se basa en el enfoque de
enseñanza directa, y a partir de una estructura en tres niveles:
Primer nivel.
En este nivel, los niños con TF son los verdaderos
protagonistas, ya que deben informar cada día sobre algún hecho o
acontecimiento cotidiano del día anterior, para después tratar de responder a
diferentes cuestiones formuladas por los niños o los adultos. La función en
este nivel del profesional es proporcionar una enseñanza a partir de
estrategias típicas de andamiaje (Palincsar, 2003), variables en intensidad.
Las actividades, de 15 a 20 minutos de
duración, se realizan diariamente durante dos meses:
·
Rutinas habituales: darse los
buenos días, comprobar quién falta, comentar el tiempo, etc.
·
Comentar anécdotas,
acontecimientos o vivencias del día anterior.
·
Relatar la historia de vida
del protagonista del día, a partir de sus fotografías.
·
Comunicar gustos y
preferencias del protagonista.
·
Hablar sobre el tema de la
Unidad didáctica.
·
Responder a preguntas de
interés.
·
Memoria auditiva.
-Identificación y pronunciación de fonemas en sílabas y palabras.
·
Cantar canciones.
Las
sesiones tienen media hora de duración aproximadamente, dos veces por semana de
forma individualizada.
Segundo nivel
Se estimulan las bases funcionales de la
articulación (Gallego, 2000): discriminación auditiva, motricidad bucofacial, respiración
y soplo, y a la enseñanza explícita de los fonemas.
Este trabajo se desarrolla en pequeño grupo,
para acrecentar la motivación entre los niños. Se realiza en sesiones de 35
minutos, tres veces por semana, durante dos meses. En estas sesiones, de carácter
más intensivo, se procura la integración de diferentes percepciones:
·
auditiva (discriminación del fonema,
así como la descripción oral de la forma correcta de colocación de los órganos)
·
visual (mostrando lo que se
describe oralmente: colocación de órganos bucofaciales)
·
táctil
Actividades:
·
Discriminar sonidos
ambientales.
·
Diferenciar sonidos de la
naturaleza y corporales.
·
Distinguir tonos y timbres de
voz: de una persona mayor/niño, risa, llanto, etc.
·
Discriminar sonidos musicales:
flauta, tambor, etc. -Reconocer sonidos onomatopéyicos (reloj: tic-tac, silbato:
¡Piiiiii...!, etc.).
·
Tareas de inspiración y
espiración buco-nasal (juegos de imitación respiratoria).
·
Tareas de motilidad lingual:
sacar/meter la lengua con distintos ritmos, etc.
·
Tareas de motilidad labial:
apretar/aflojar los labios sin abrir la boca, sonreír, reír, etc.
·
Tareas de motilidad
mandibular: mover la mandíbula inferior en zig-zag, mascar, etc.
·
Articular sencillos
trabalenguas.
·
Reproducir onomatopeyas: guau,
miau, etc.
·
Denominar dibujos e imágenes
que contengan diversos fonemas y sinfones en sílabas directas, inversas,
mixtas.
·
Añadir, omitir y sustituir
fonemas para construir otras palabras.
·
Inventar trabalenguas a partir
de sonidos (fonemas) que planteen dificultades en su articulación.
·
Pronunciar logotomas de
dificultad creciente.
·
Emitir palabras con
significados distintos, pero cuya diferenciación acústica estribe en alguna de
las oposiciones siguientes (oclusiva/fricativa, bilabial/dental, oral/nasal,
sorda/sonora).
Tercer nivel
Está orientado hacia la automatización y
generalización de la correcta articulación. Las sesiones tienen una duración de
media hora aproximadamente, dos veces por semana, de forma individual, durante
dos meses.
Se
ejecutan principalmente tres tipos de tareas (Gallego, 2013):
1) Actividades de repetición de
palabras, teniendo en cuenta que las palabras como
unidades son tan influyentes en el proceso de aprendizaje fonológico como los
sonidos individuales que las componen (Storkel y Morrisette, 2002). Se trabajan
las sílabas en posición inicial, media y final de la palabra y, cuando sea
posible, en su formas directa e inversa. Para afianzar la interiorización del
patrón articulatorio correcto, se demandó al niño la correcta articulación del
sonido en proposiciones y frases.
2) Actividades de expresión
dirigida, mediante estímulos visuales y formulación de
preguntas, completado y construcción de frases e identificación de los fonemas
en series de palabras.
3) Actividades de conversación,
para hacer realidad la transferencia del aprendizaje.
Actividades:
·
Repetir palabras y frases a
diferentes ritmos: muy despacio, despacio, deprisa, muy deprisa.
·
Narrar sucesos,
acontecimientos, experiencias de la vida cotidiana.
·
Describir las acciones
realizadas por los adultos.
·
Detectar frases mal
construidas.
·
Verbalizar la propia actividad
del niño o de alguno sus compañeros.
·
Evocar conceptos expresados en
imágenes, a través preguntas-tipo: ¿qué es, para qué sirve…?
·
Explicar la historia
representada en una lámina, con preguntas como ¿qué hace, ¿qué sucederá si…?
·
Exponer una historia a partir
de unas viñetas presentadas de forma ordenada.
·
Responder a las cuestiones que
se les formulan, a partir de narraciones, descripciones, verbalizaciones,
evocaciones, explicaciones previas. -Comprensión oral de cuentos: preguntas
orales.
·
Conversaciones espontáneas con
andamiaje
Habida cuenta de las repercusiones negativas
que los trastornos fonológicos tienen en el aprendizaje lectoescritor, el
programa puede considerarse como un recurso útil para prevenir posteriores
dificultades en lectoescritura, dada la evidente relación entre las habilidades
lectoras y las fonológicas (Defior y Serrano, 2011) y entre los errores
articulatorios y las habilidades de conciencia fonológica (Preston y Edwards,
2010; Preston, Hull y Edwards, 2013). Se sabe que los niños que muestran
limitaciones en su competencia lingüística son más proclives a desarrollar problemas
en la lectura (Scarborough, 2005; Guarneros y Vega, 2014). Se ha comprobado que
la instrucción sistemática en habilidades fonológicas a edades tempranas es una
medida eficaz para alcanzar logros significativos en periodos razonables de
tiempo.
Referencia bibliográfica
Gallego, J., Gómez, I. A., & F., A.
M. (2016). Eficacia de un programa de desarrollo del habla en niños con
trastorno fonológico. Revista Complutense de Educación, 27(2), 805-826.
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