La mayoría
de las caracterizaciones que se realizan de los individuos creativos describen
a los genios creativos, es decir, a los individuos excepcionales creativos.
Implícita en esta práctica está la idea de que es a partir de estos individuos
como podemos conocer el perfil típico de la persona creativa. Sin embargo,
muchos estudios realizados en el contexto laboral utilizan muestras de sujetos
pertenecientes a la población general, y, dentro de un contexto evolutivo,
muestras de estudiantes, incluido niños.
Existen dos
posicionamientos en torno a la posibilidad de que los perfiles habitualmente
referidos como característicos de los genios creativos reflejen aquellos que
cabría utilizar para designar a los individuos creativos en la vida cotidiana:
a) Sólo hay una diferencia de grado entre la creatividad
del genio y la del individuo normal, cuya
producción creativa sólo es reconocida en un lugar y momentos dados.
Desde
aquí se asume que ambos grupos de individuos no son esencialmente distintos,
sino que difieren únicamente en su localización en un continuo que va desde
ausencia de creatividad a creatividad extrema. En ese continuo estarían
situados varios grados intermedios de creatividad, que es donde se situaría la
mayoría de las personas creativas. En este continuo se localizarían todos los
rasgos asociados a la creatividad. Así Eysenck (1995) defiende que el
psicoticismo es un ejemplo de tal tipo de dimensión cuantitativa y continua:
Bajos niveles de
psicoticismo predicen ausencia de creatividad, y altos niveles predicen una
alta creatividad. El
genio creativo sería aquel que exhibe un nivel extremo cercano a la línea que limita
la creatividad y la enfermedad
b)
Existen diferencias cualitativas entre varias formas de
creatividad.
Desde aquí se asume que existen perfiles de personalidad
típicos distintos para cada nivel de logro creativo, e incluso los genios
creativos podrían caracterizarse por dos o más perfiles diferentes. Desde esta
perspectiva se habla de hasta siete niveles diferentes de logro creativo. Estos
pueden oscilar desde el nivel más alto, que corresponde a aquellos individuos
que realizan una contribución significativa duradera a un dominio determinado,
y dejan una importante huella en la cultura de un país, o incluso en el mundo
(Galileo, Mozart, Einstein...), pasando por niveles en donde ciertos individuos
se esfuerzan por contribuir de manera duradera en el dominio elegido, pero
fracasan en ello, posiblemente después de haber disfrutado de un corto periodo
de celebridad en un lugar muy concreto (p.ej.: escritores, científicos,
músicos..., práctica o totalmente desconocidos parla la inmensa mayoría). Y en
el extremo más bajo estarían aquellos que no les gustan las ideas, ni las
tecnologías novedosas, y rechazan todo tipo de dominios creativos (música,
arte, literatura...)
Referencia bibliográfica
Sánchez, A., &
Paniagua, E. (2005). Introducción al estudio de las diferencias
individuales. Madrid: Sanz y Torres.
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