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PLANTEAMIENTO DE NECESIDADES Y POSIBILIDADES DE INTERVENCIÓN PSICOLÓGICA EN LOS TRASTORNOS DE PERSONALIDAD



Los déficits en el funcionamiento interpersonal y social del individuo son uno de los síntomas característicos de los trastornos mentales de personalidad.

Según MIllion (1994) un sujeto posee una personalidad anormal o está aquejado de un trastorno de personalidad cuando:

1.    La persona intenta afrontar su responsabilidad y sus relaciones cotidianas con inflexibilidad y conductas desadaptativas.

La inflexibilidad adaptativa lleva al sujeto a enfrentarse a los desafíos del ambiente y a relacionarse consigo mismo a través de reglas rígidas, lo que le impide desarrollar patrones de comportamiento adaptados a las condiciones cambiantes.

2.    Las percepciones características de sí mismo y del entorno son fundamentalmente autofrustrantes.

Las personas con trastorno de personalidad suelen presentar una tendencia patológica a fomentar círculos viciosos al adoptar soluciones que acaban convirtiéndose en parte del problema, como cuando evita situaciones que considera amenazantes sin serlo para reducir la ansiedad que le provocan y lo que consigue es ser más sensible a dichas situaciones, lo que incrementa la frecuencia de evitación de las mismas.

3.    Los patrones de conducta manifiesta tienen efectos perniciosos para la salud.

Este tipo de personas presentan una estabilidad lábil al mantener un patrón de comportamiento rígido bajo condiciones ambientales de presión. Como consecuencia de intentos recurrentes e ineficaces de afrontamiento, los conflictos no resueltos tienden a emerger una y otra vez provocando vaivenes en la expresión de sus emociones.

Estos déficits son mantenidos por las personas con trastorno de personalidad de forma persistente en el tiempo e incluso son frecuentes antes de la aparición del trastorno. Por lo general, los déficits se centran en la dificultad para las siguientes habilidades:

·         Iniciar y mantener conversaciones

·         Hablar en público

·         Expresión de amor, afecto y agrado

·         Defensa de los propios derechos

·         Petición de favores

·         Rechazar peticiones

·         Hacer cumplidos

·         Aceptar cumplidos

·         Expresión de opiniones personales incluido el desacuerdo

·         Expresión justificada de molestia, desagrado o enfado

·         Disculparse o admitir ignorancia

·         Petición de cambio en la conducta del otro

·         Afrontamiento de las críticas

Con respecto a por qué los individuos no muestran conductas socialmente adecuadas y eficaces se han propuesto una serie de modelos que pretenden explicar las causas del fracaso en la conducta social dentro de los cuales, Bellack y Morrison (1982) destacan: modelo de déficit de conductas, modelo de ansiedad condicionada. Modelo de discriminación errónea, modelo de déficit cognitivo evaluativo y modelo interactivo. En general estos modelos interactúan entre sí de forma que el fracaso en la conducta socialmente competente podría estar determinado por la presencia de elementos pertenecientes a uno o varios de los modelos.

Por tanto, la intervención psicológica debe centrarse en el Entrenamiento de Habilidades Sociales teniendo como referencia las carencias específicas que están en el origen y mantenimiento de estos comportamientos incompetentes:

·         Socialización deficiente o falta de experiencia social adecuada (modelo de déficit de conductas)

·         Ansiedad condicionada a ciertos estímulos que configuran las relaciones sociales (modelo de ansiedad condicionada)

·         Creencia o uso erróneo de habilidades perceptivas y cognitivas, produciéndose interpretaciones incorrectas de las señales sociales (modelo de déficit cognitivo evaluativo)

·         Inhibición de las respuestas eficientes como consecuencia de estados emocionales inducidos por la evaluación errónea de las situaciones, las expectativas negativas de la actuación y las autorreferencias negativas (modelo de discriminación errónea)

·         Cadena de procesos cognitivos y de conducta que se iniciarían con la percepción incorrecta de estímulos interpersonales relevantes, seguiría con el procesamiento inflexible de esos estímulos para producir y evaluar posibles opciones de respuesta de las cuales se seleccionarían la peor y finalizaría con la expresión de la alternativa de acción elegida (modelo interactivo)








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