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¿QUÉ ES LA FELICIDAD?




Desde el punto de vista de la psicología científica, la felicidad es un estado emocional de valencia variable a lo largo del continuo desdicha-felicidad. Desde esta perspectiva, por felicidad podríamos entender un estado emocional positivo que se acompaña de sentimientos de plenitud, bienestar y satisfacción, y que aparece como reacción a la consecución de metas vitales y personales de índole global (relacionadas con el decurso vital) o específicas (laborales, profesionales, familiares, sociales, académicas...), pero, en cualquier caso, de gran relevancia en la vida de una persona (p.ej., el amor de su esposa, el cariño de sus hijos, el aprecio y aceptación de sus amigos, el reconocimiento profesional...).
Perspectivas o paradigmas en los que se ha sustentado el estudio experimental del proceso emocional de la felicidad
El estudio experimental del proceso emocional de la felicidad se ha sustentado en dos perspectivas o paradigmas:
1.    El enfoque hedonista (kahneman, Diener y Schawarz, 1999)
Retoman la filosofía de Aristipo y de la escuela de Epicuro, equiparando la felicidad a la consecución de placer hedónico. Esta orientación no se limita al hedonismo físico, sino que se basa en una definición amplia de los aspectos buenos y malos de la vida en general. En este sentido, se asume que el bienestar subjetivo puede derivarse de la consecución de metas y objetivos valiosos en diferentes áreas de interés personal (profesional, social, académico, familiar...).
2.    El enfoque eudaimónico (del griego “eu” y “daimon”, sino feliz o favorable).
De acuerdo con el pensamiento aristotélico, considera que no todas las metas alcanzadas por la persona proporcionan felicidad, aun cuando lleven implícita una considerable carga de placer. Considera que la auténtica felicidad únicamente se alcanza en el desarrollo de actividades congruentes con los valores personales más íntimos y en el de las propias potencialidades. Es decir, la felicidad no se limita a una mera búsqueda de lo placentero y agradable, y evitación de lo desagradable. Más allá de ello, esta emoción positiva germina en un terreno abonado por la implicación en actividades que favorecen el crecimiento personal y la autorrealización.

En el Centro Beatriz, apostamos por una felicidad definida en el área delimitada por la interacción entre lo placentero y la realización personal. En este sentido adoptamos una posición ecléctica apoyada por diversas investigaciones (Compton, Smith, Cornish y Qualls, 1996; King y Napa, 1998; McGregor y Little, 1998). De ahí la importancia que otorgamos en la intervención de los trastornos depresivos a la terapia de aceptación y compromiso.

Bibliografía
Fernández, E., García, B., Jiménez, M. P., Martín, M. D., & Domínguez, F. J. (2011). Psicología de la Emoción. Madrid: Universitaria Ramón Areces.

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