¿Qué es un
psicólogo?
El psicólogo es un profesional de
la psicología con formación universitaria, que se dedica a evaluar, diagnosticar y tratar todas aquellas cuestiones
relacionadas con la conducta, los
pensamientos y los sentimientos humanos. No abordamos solo las situaciones
problemáticas, también abordamos los estados de “normalidad” de la persona, con
el fin de potenciarlos, mejorarlos, mantenerlos o prevenir recaídas. Mediante la
observación y la interacción tratamos de comprender a cada persona según las
circunstancias que la rodean.
¿Cuándo acudir a
un psicólogo?
El psicólogo es alguien a
quien acudir cuando nuestro estado de ánimo no es el habitual, excesivamente
alto o bajo, o no nos encontramos a gusto con nosotros mismos o con la vida que
estamos llevando. Es decir, consideramos que podemos mejorar determinados
aspectos de nuestra forma de pensar o de comportarnos que nos aporten una mayor
satisfacción a nuestra vida.
A veces puede ser algo puntual lo que
nos está afectando, pero si no intentamos resolverlo, es posible, que ese
pequeño problema se vuelva más grande e, incluso, se cronifique. Esto puede
llevar a que la situación se vuelva insostenible y comience a afectar a quienes
nos rodean y a nuestra relación con quienes más nos importan.
Un psicólogo nos ayuda a conocernos, a
detectar nuestros problemas y carencias para poder ponerle solución, pero,
también, nos ayuda a ver nuestras cualidades y a sacar provecho de ellas. Nos
proporciona recursos y estrategias para que podamos llevar una vida saludable y
plena.
¿Qué hace un psicólogo en su consulta?
Si te estás planteando acudir a psicoterapia, es posible que no tengas
muy claro qué hace un psicólogo en su consulta y como puede ayudarte.
Muchas personas tienen una
idea equivocada, y piensan que ver a un psicólogo consiste en hablar de la
infancia interminablemente sentados en un diván. Nada más lejos de la realidad.
Los psicólogos
trabajamos siguiendo el clásico método científico de recogida de información,
formulación de hipótesis, contrastación de las hipótesis, resultados,
evaluación y seguimiento. Pero para poder realizar nuestra labor, al igual que
los demás profesionales, necesitamos herramientas y utensilios que nos ayuden
en el diagnóstico y en la intervención.
Lo primero que hará el
psicólogo cuando llegues a su consulta será evaluar tu problema para poder
hacer un diagnóstico en el que basar el tratamiento. Por tanto, te pedirá que
le cuentes lo que te pasa, te hará diversas preguntas sobre las distintas áreas
de tu vida (para conocer el problema situado dentro de un contexto y conocer
ciertas circunstancias de tu vida que pueden estar influyendo) y te pedirá que
rellenes algunos cuestionarios. Por ejemplo, si dices sentirte deprimido, podrá
utilizar un cuestionario para evaluar el grado de depresión que
padeces.
Una vez que el psicólogo
tiene toda la información que necesita, entre los dos plantearéis cuáles van a
ser los objetivos del tratamiento, es decir, lo que quieres lograr con la
terapia. A veces, esos objetivos pueden dividirse en varios pasos.
Entonces comienza la
terapia, que será diferente según el caso y que consistirá en enseñarte una
serie de técnicas y habilidades que te ayuden a cambiar tu comportamiento,
emociones y pensamientos por otros más sanos.
Por ejemplo:
· Técnicas específicas para
afrontar determinados problemas (por ejemplo, la técnica
llamada desensibilización sistemática para superar las fobias simples).
· Habilidades determinadas
que te faltan y que están influyendo en tus problemas, como
habilidades sociales, de comunicación, de resolución de problemas, toma de
decisiones, etc.
· Técnicas para modificar tu
pensamiento. En gran parte, tus problemas
pueden estar causados porque tiendes a cometer errores de pensamiento, hacer
interpretaciones erróneas de la realidad... El psicólogo te enseñará cuáles son
tus errores y cómo puedes hacer que tu pensamiento sea más sano, realista y
constructivo. Pensar mejor te ayudará a funcionar mejor, a sentirte mejor y a
tener menos problemas o ser más capaz de solucionarlos.
· Técnicas para manejar el
estrés que hay en tu vida (relajación,
inoculación del estrés, aserción encubierta...)
Por tanto, un psicólogo te
enseñará cómo afrontar situaciones estresantes sin venirte abajo, resolver
conflictos con otras personas, identificar y manejar tus emociones, superar una
pérdida o un trauma, manejar síntomas físicos, manejar síntomas de enfermedad
mental...
Una vez aprendidas esas
nuevas habilidades, técnicas o modos de pensar y comportarte, podrás usarlos en
el futuro, cuando vuelvas a encontrarte en alguna situación que te produzca
malestar. Esto significa que la
psicoterapia implica también un crecimiento personal,
porque has aprendido algo que antes no sabías, has descubierto cosas de ti que
desconocías, tu forma de relacionarte con los demás ha mejorado, tu autoestima
ha aumentado porque tras la terapia te sientes capaz de afrontar situaciones
que antes temías o no sabías cómo afrontar y puedes también manejar emociones o
situaciones que antes te abrumaban y desesperaban.
En definitiva, has
aprendido a ser más resiliente
Duración de la
psicoterapia
La duración de la terapia depende en cada caso del paciente y de la
problemática por la que consulta.
Al principio es conveniente
que se realice una sesión por semana, si bien, conforme el paciente va
mejorando, se pueden espaciar las sesiones a una frecuencia quincenal o
mensual, según los casos. La duración de cada sesión es de unos 60 minutos. Y
es muy habitual que recomendemos algunas tareas para realizar fuera de la
terapia (por ejemplo, anotar nuestros pensamientos en algunos momentos de
malestar, practicar ejercicios de relajación, u otros que se diseñan y se adaptan
a cada caso particular).
La
terapia individual se
emplea a menudo para trabajar los problemas de ansiedad, la baja autoestima, la
inseguridad personal y la toma de decisiones, el autocontrol de emociones
problemáticas, la sensación de estancamiento en la vida (tanto en el área
sentimental como en otras, como la vida laboral, las relaciones con otras
personas significativas, etc.), los problemas sexuales (cuando no se tiene
pareja o ésta no quiere participar en la terapia), etc.
En
ocasiones, algunos de estos problemas están relacionados con la pareja o con
otras personas de la familia. En estos casos, puede ser interesante valorar si
es oportuno enfocar la terapia como una terapia de pareja
o una terapia familiar. Este enfoque puede ser más interesante
en casos más complejos o de más larga evolución.
Preguntas frecuentes
Normalmente, ¿cuánto duran las sesiones y cuánto dura la terapia?
La duración de la terapia depende de lo complejo
que sea el caso y de la disposición del paciente a dedicar energías a mejorar.
Una terapia individual para problemas de ansiedad, por ejemplo, dura entre 8 y
15 sesiones; para depresiones, la duración puede ser algo mayor, acercándose a
las 14 a 18 sesiones. Pero repetimos, la duración depende mucho de cada
paciente y de la problemática por la que consulta. La duración de cada sesión
es de unos 60 minutos, aproximadamente.
¿Qué tengo que decir? No sé por dónde empezar... no tengo claro lo que me
pasa
Aunque creas que no vas a saber empezar, que no
sabrás qué contar, no debes preocuparte. Los años de experiencia nos han
enseñado que esa sensación se debe más a la ansiedad que te provoca al pensar
que vamos a hablar de nuestras cosas y de las emociones que nos preocupan.
Vuelvo a repetirte que es normal y nosotros lo sabemos. Te ayudaremos de forma
sencilla a que nos cuentes qué es lo que te preocupa y comenzarás a sentirte un
poco mejor.
¿Es necesario que me acompañe alguien?
Que te acompañe alguien o no depende de que eso
te ayude a ti, que lo prefieras tú. Si crees necesario que otros hablen de lo
que te sucede desde una perspectiva diferente, puede ser útil que te acompañen.
En cualquier caso, si el profesional que te va a atender entiende que puede ser
útil hablar con alguien de tu entorno, te lo comentará y tú decidirás si le
pides que te acompañe en la próxima sesión.
¿Está garantizado el secreto de lo que diga en la consulta?
Por supuesto. La ley nos obliga a guardar
secreto de todo lo que nos cuentan los pacientes. Además, en nuestra clínica
esto es una obligación moral que sentimos por nuestras propias convicciones
personales.
No sé si lo mío es de psicólogo o de psiquiatra
Si no tienes claro si en este momento de tu vida
necesitas medicación que pueda ayudarte a sentirse mejor, a bajar tu ansiedad o
a facilitarte el sueño, por ejemplo, no debes preocuparte. Nosotros en la
entrevista inicial te aclararemos la necesidad o no de tomar fármacos. A veces
es necesario tomar medicación, pero en otros casos la medicación puede empeorar
tu situación. Si consideramos útil que tomes fármacos te podemos dar
referencias de psiquiatras de nuestra confianza.
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