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Psicóloga Maria Jesus Suarez Duque TERAPIA DE PAREJA: Tratamiento de la ira descontrolada en maltratadores





TRATAMIENTO DE LA IRA DESCONTROLADA EN MALTRATADORES

 

   

   El maltrato suele negarse por parte del agresor. Cuando una conducta genera malestar al pensar fríamente en ella o es rechazada socialmente, se utilizan estrategias de afrontamiento para eludir la responsabilidad, como buscar o quitar importancia a los efectos de las conductas.

 

   La ira es una emoción normal, pero la violencia es una conducta negativa. El enfado, que es una emoción normal en determinadas circunstancias, no tiene por qué acabar en conducta violenta.

 

   La violencia como forma de relación en la pareja es inadmisible en cualquier circunstancia porque, al producir siempre unas consecuencias físicas y emocionales negativas, supone una vejación para la víctima y una disminución de la autoestima del agresor. La conducta de la pareja no puede justificar la violencia. En todo caso, habrá que buscar otras vías de afrontar los problemas planteados.

 

   Cada persona debe hacerse responsable de sus propias conductas. Los impulsos pueden controlarse.

   La violencia, más que una forma de pérdida de control de los impulsos supone un intento del control de la relación.

 

Información sobre la ira y el ciclo de la violencia

 

   Las conductas agresivas en la relación de pareja (maltrato físico, amenazas, insultos, gritos, chantajes...) pueden servir a corto plazo para conseguir lo que uno quiere, pero a la larga deterioran la relación de pareja y se vuelven contra uno mismo.

 

   No se trata de suprimir la ira, sino de aprender a controlarla y a canalizarla por medio de unas conductas no problemáticas. Se trata de aprender a identificar tempranamente los pensamientos “calientes” (injusticias, agravios pasados...), los sentimientos (venganza, humillación...) y las conductas (chillidos, gestos amenazantes, acaloramiento...) que disparan sus reacciones de ira.

 

Ciclo de la violencia 

 

El ciclo de la violencia sigue tres fases (Walker, 1984):

 

1)    Desarrollo de la tensión

Durante esta fase, las frustraciones aumentan gradualmente, aparecen en la mente pensamientos reiterados acerca de los fallos del otro cometido en el pasado, se atribuyen las desgracias personales a la conducta de la pareja y se tiene la evidencia de que la conducta violenta es inevitable, sobre todo si existen antecedentes anteriores. A veces la tensión llega a ser tan intolerable que la violencia final es un alivio.

 

2)    Explosión o episodio de violencia aguada

En esta fase la víctima es maltratada. La agresión física es más probable si el agresor se inmiscuye en la libertad de movimientos de la víctima (p.ej., la persigue por la casa o le impide salir a la calle) o la víctima realiza conductas (gestos, comentarios...) que el agresor interpreta como ofensivas o provocativas.

 

3)    Arrepentimiento o luna de miel

En esta fase el maltratador se siente avergonzado acerca de su pérdida de control. Jura que nunca volverá a suceder y encuentra modos para convencer a la pareja de su afecto. Se suele atribuir el maltrato a factores externos, como el alcohol, los amigos o los problemas en el trabajo, lo que dificulta la asunción de las responsabilidades propias y la prevención de otros sucesos futuros.

   Sin embargo, la fase de arrepentimiento tiende a desaparecer gradualmente a medida que aumenta la frecuencia de episodios violentos.

 

Potenciar la responsabilidad del paciente en el autocontrol de la ira

   El paciente es responsable de todas sus interacciones. Es molesto no conseguir lo que uno quiere o necesita. Por ello, es fácil enmascarar los sentimientos resultantes de frustración e impotencia culpabilizando a la otra persona de lo ocurrido. El paciente es el único que conoce con exactitud sus deseos y necesidades. Tratar de obligar a la otra persona a cambiar con ira o violencia es destructivo para ambos y para la relación. Sólo modificando el propio comportamiento puede obtenerse un resultado más satisfactorio. En último término, el paciente tiene la responsabilidad de utilizar la estrategia adecuada o inadecuada para hacer frente a las diferentes situaciones.

   Por tanto, se trata de no culpabilizar al otro de los problemas de uno.

 

Explicación del proceso de escalada de la ira y la necesidad de detener la escalada

La violencia no surge habitualmente en un instante. Incluso las personas que se vuelven furiosas con rapidez atraviesan etapas progresivas. La ira empieza habitualmente con unos niveles bajos de molestia o irritación que gradualmente se intensifican y finalmente estallan en una fuerte explosión de violencia. Es necesario ser consciente de la ira en las fases anteriores a una explosión. La mayoría de los hombres sólo son conscientes de la ira cuando se presenta en su máxima expresión y ya es difícilmente evitable. Niveles menores de ira, que el paciente probablemente califica de molestias o de irritación, son los que más se pasan por alto hasta que se intensifica llegando a una expresión de violencia. Si se quiere detener la escalada de la ira, es necesario actuar en los niveles iniciales y no cuando la violencia está a punto de estallar.

Identificar las situaciones antecedentes facilitadoras de la ira

Las circunstancias son muy variables de unas parejas a otras, puesto que están relacionadas con el contenido de la interacción (temas económicos, educación de los hijos...) o con las situaciones concretas (hacer determinados gestos, levantar la voz, discutir de noche, estar bebido...)

   De ahí la necesidad de elaborar una lista de las conductas de la pareja que son provocadoras de ira.

Explicar los principales pensamientos activadores de la ira

   Los pensamientos “calientes” desempeñan un papel importante en la reacción de ira como respuesta a un suceso frustrante:

·         Suceso: “no cierra la puerta”

·         Pensamiento: “lo ha hecho para fastidiarme. Nunca va a cambiar”

·         Ira: furioso

  Saber identificar estos pensamientos tempranamente es fundamental para detener la escalada de la ira.

 

Enseñar las manifestaciones fisiológicas más habituales que indican el inicio de la escalada de la ira

   Se dan diferencias de unas personas a otras: taquicardia, respiración jadeante, sudar, apretar los puños

   Es necesario observar dónde y cuándo comienza a sentirse la tensión. 

   Signos habituales de ira:

·         Ceño fruncido

·         Ojos muy abiertos o muy cerrados

·         Labios apretados

·         Puños cerrados 

·         Tensión muscular

·         Tono de voz alto con inflexiones bruscas

Control de la ira

Técnicas terapéuticas:

·         Suspensión temporal

·         Distracción cognitiva

·         Entrenamiento en autoinstrucciones

·         Abandonar inmediatamente la situación en caso de alerta roja


 


 PROGRAMA DE TRATAMIENTO PARA MALTRATADORES 

 

Aspectos psicopatológicos

Técnicas terapéuticas

·      Ira descontrolada

·      Explicación del ciclo de la violencia y del proceso de escala de la ira Suspensión temporal Distracción cognitiva Entrenamiento en autoinstrucciones

·      Ansiedad/estrés

·      Relajación

·      Celos patológicos

·      Reestructuración cognitiva Saciación

·      Consumo abusivo del alcohol

·      Programa de bebida controlada

·      Déficit de asertividad y de comunicación

·      Entrenamiento en asertividad y habilidades de comunicación

·      Déficit en la resolución de problemas

·      Entrenamiento en solución de problemas

·      Ideas distorsionadas sobre los roles sexuales y sobre la violencia como forma de solución de problemas

·      Educación sobre la igualdad de los sexos Reestructuración cognitiva

·      Déficit en autoestima

·      Reevaluación cognitiva

·      Déficit en las relaciones sexuales

·      Educación sobre la sexualidad en la pareja



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