El sentimiento de abuso es una mezcla compleja de sentimientos más generales como el dolor, el miedo, la rabia y la pérdida. Los sentimientos son intensos y están a flor de piel.
Puedes tener estados de ánimo variables y, de repente, alterarte mucho y llorar o enrabiarte, lo que sorprende a los demás. Por ejemplo, tener explosiones de rabia hacia tu pareja o ponerte a llorar fácilmente.
Otras veces puedes parecer ido, como si estuvieras en otro lugar, denominado disociación. Las cosas te parecen irreales y estás emocionalmente insensibilizado. Es un aprendizaje que has desarrollado y, al mismo tiempo, un escape psicológico del abuso.
La vivencia que tienes de las relaciones humanas es dolorosa. Para ti, no son relajantes, sino peligrosas e impredecibles y, por ello, te sientes vulnerable. Las personas te hieren, te traicionan y te utilizan. Tienes que estar siempre en guardia. Para ti, es difícil confiar en las personas, incluso en las más cercanas. De hecho, es posible que ellos sean los únicos de quienes eres incapaz de confiar.
Asumes que las personas te quieren dañar en secreto. Cuando alguien hace algo agradable para ti, tu mente busca un motivo distinto porque siempre esperas que las personas te mientan o se aprovechen de ti.
La desconfianza y el abuso provocan un estado de hipervigilancia. Estás constantemente en guardia. La amenaza puede surgir en cualquier momento y sientes que debes estar alerta cuando la persona se presenta o te conoce. Entonces, observas y esperas.
Esta hipervigilancia puede dirigirse a todo el mundo o sólo a determinadas personas (p.ej. a los hombres o a las mujeres)
Es importante la forma en que se recuerda el abuso de la infancia:
a) Puedes recordarlo todo y llegarte a obsesionar. En estos casos, determinadas acciones o situaciones reviven de nuevo el abuso.
b) Puede que no tengas recuerdos claros del abuso y que te acuerdes de una manera muy vaga de épocas de tu infancia.
c) Puede que no recuerdes nada directamente, pero que te aparezca de otras maneras: sueños o pesadillas, fantasías violentas, imágenes intrusivas, sentirse súbitamente alterado cuando algo te recuerda el abuso. Tu cuerpo se acuerda, incluso cuando tú no puedes (p. ej. sudores fríos...)
d) Puedes tener flashbacks, es decir, recuerdos tan intensos que sientes como si el abuso se produjera de nuevo.
Sin embargo, la forma más peligrosa de recordar es a través de las relaciones actuales, ya que se suele reproducir el abuso de la infancia.
La ansiedad y la depresión son comunes. Puedes sentir una intensa desesperación sobre tu vida, un sentimiento de inutilidad y tener una baja autoestima.
El sentimiento de abuso es una mezcla compleja de sentimientos más generales como el dolor, el miedo, la rabia y la pérdida. Los sentimientos son intensos y están a flor de piel.
Puedes tener estados de ánimo variables y, de repente, alterarte mucho y llorar o enrabiarte, lo que sorprende a los demás. Por ejemplo, tener explosiones de rabia hacia tu pareja o ponerte a llorar fácilmente.
Otras veces puedes parecer ido, como si estuvieras en otro lugar, denominado disociación. Las cosas te parecen irreales y estás emocionalmente insensibilizado. Es un aprendizaje que has desarrollado y, al mismo tiempo, un escape psicológico del abuso.
La vivencia que tienes de las relaciones humanas es dolorosa. Para ti, no son relajantes, sino peligrosas e impredecibles y, por ello, te sientes vulnerable. Las personas te hieren, te traicionan y te utilizan. Tienes que estar siempre en guardia. Para ti, es difícil confiar en las personas, incluso en las más cercanas. De hecho, es posible que ellos sean los únicos de quienes eres incapaz de confiar.
Asumes que las personas te quieren dañar en secreto. Cuando alguien hace algo agradable para ti, tu mente busca un motivo distinto porque siempre esperas que las personas te mientan o se aprovechen de ti.
La desconfianza y el abuso provocan un estado de hipervigilancia. Estás constantemente en guardia. La amenaza puede surgir en cualquier momento y sientes que debes estar alerta cuando la persona se presenta o te conoce. Entonces, observas y esperas.
Esta hipervigilancia puede dirigirse a todo el mundo o sólo a determinadas personas (p.ej. a los hombres o a las mujeres)
Es importante la forma en que se recuerda el abuso de la infancia:
a) Puedes recordarlo todo y llegarte a obsesionar. En estos casos, determinadas acciones o situaciones reviven de nuevo el abuso.
b) Puede que no tengas recuerdos claros del abuso y que te acuerdes de una manera muy vaga de épocas de tu infancia.
c) Puede que no recuerdes nada directamente, pero que te aparezca de otras maneras: sueños o pesadillas, fantasías violentas, imágenes intrusivas, sentirse súbitamente alterado cuando algo te recuerda el abuso. Tu cuerpo se acuerda, incluso cuando tú no puedes (p. ej. sudores fríos...)
d) Puedes tener flashbacks, es decir, recuerdos tan intensos que sientes como si el abuso se produjera de nuevo.
Sin embargo, la forma más peligrosa de recordar es a través de las relaciones actuales, ya que se suele reproducir el abuso de la infancia.
La ansiedad y la depresión son comunes. Puedes sentir una intensa desesperación sobre tu vida, un sentimiento de inutilidad y tener una baja autoestima.
La experiencia de abuso (Young & Klosko, 2012)
El sentimiento de abuso es una mezcla compleja de sentimientos más generales como el dolor, el miedo, la rabia y la pérdida. Los sentimientos son intensos y están a flor de piel.
Puedes tener estados de ánimo variables y, de repente, alterarte mucho y llorar o enrabiarte, lo que sorprende a los demás. Por ejemplo, tener explosiones de rabia hacia tu pareja o ponerte a llorar fácilmente.
Otras veces puedes parecer ido, como si estuvieras en otro lugar, denominado disociación. Las cosas te parecen irreales y estás emocionalmente insensibilizado. Es un aprendizaje que has desarrollado y, al mismo tiempo, un escape psicológico del abuso.
La vivencia que tienes de las relaciones humanas es dolorosa. Para ti, no son relajantes, sino peligrosas e impredecibles y, por ello, te sientes vulnerable. Las personas te hieren, te traicionan y te utilizan. Tienes que estar siempre en guardia. Para ti, es difícil confiar en las personas, incluso en las más cercanas. De hecho, es posible que ellos sean los únicos de quienes eres incapaz de confiar.
Asumes que las personas te quieren dañar en secreto. Cuando alguien hace algo agradable para ti, tu mente busca un motivo distinto porque siempre esperas que las personas te mientan o se aprovechen de ti.
La desconfianza y el abuso provocan un estado de hipervigilancia. Estás constantemente en guardia. La amenaza puede surgir en cualquier momento y sientes que debes estar alerta cuando la persona se presenta o te conoce. Entonces, observas y esperas.
Esta hipervigilancia puede dirigirse a todo el mundo o sólo a determinadas personas (p.ej. a los hombres o a las mujeres)
Formas en que se recuerda el abuso de la infancia:
a) Puedes recordarlo todo y llegarte a obsesionar. En estos casos, determinadas acciones o situaciones reviven de nuevo el abuso.
b) Puede que no tengas recuerdos claros del abuso y que te acuerdes de una manera muy vaga de épocas de tu infancia.
c) Puede que no recuerdes nada directamente, pero que te aparezca de otras maneras: sueños o pesadillas, fantasías violentas, imágenes intrusivas, sentirse súbitamente alterado cuando algo te recuerda el abuso. Tu cuerpo se acuerda, incluso cuando tú no puedes (p. ej. sudores fríos...)
d) Puedes tener flashbacks, es decir, recuerdos tan intensos que sientes como si el abuso se produjera de nuevo.
Sin embargo, la forma más peligrosa de recordar es a través de las relaciones actuales, ya que se suele reproducir el abuso de la infancia.
La ansiedad y la depresión son comunes. Puedes sentir una intensa desesperación sobre tu vida, un sentimiento de inutilidad y tener una baja autoestima.
ATENCIÓN PSICOLÓGICA A NIÑOS, ADOLESCENTES, ADULTOS Y MAYORES
ONLINE Y PRESENCIAL
- Psicóloga infantil y adolescentes
- Psicóloga adultos y mayores
- Atención psicológica individual
- Terapia de pareja
- Terapia familiar
- Mediación
- Psicóloga educativa
Atención psicológica en problemas de:
- Apego
- Autocontrol
- Agresión
- Autoestima
- Autoconcepto
- Acoso moral
- Habilidades sociales
- Incomunicación
- Miedos y fobias
- Indecisión
- Inseguridad
- Timidez
- Exclusión social
- Sobreprotección
Atención psicológica en:
- Trastornos de ansiedad
- Trastornos depresivos
- Trastorno de la conducta alimentaria
- Trastornos disociativos
- Trastornos somáticos
- Trastornos obsesivos compulsivos y relacionados
- Trastornos de estrés postraumático TEPT
- Trastorno relacionados con traumas y factores de estrés
- Trastornos de personalidad
- Trastornos de la excreción
- Trastornos del sueño-vigilia
- Disforia de género
- Trastornos disruptivos del control de impulso y de la conducta
- Trastornos relacionados con sustancias y trastornos adictivos
- Trastornos del neurodesarrollo
- Trastornos sexuales
- Trastornos parafílicos
- Trastorno bipolar
- Trastorno de dolor crónico
Atención psicológica en otros trastornos:
- Trastorno de duelo complejo persistente
- Síndrome de psicosis atenuado
- Episodios depresivos con hipomanía de corta duración
- Trastorno neurocomportamental asociado con la exposición prenatal al alcohol
- Trastorno de comportamiento suicida
- Autolesión no suicida
- Trastorno de dolor crónico: Fibromialgia
- Trastorno de dependencia emocional
- Altas capacidades
- Dificultades de aprendizaje
Precio 60 euros
Duración 1 hora
Pedir cita:
- Por teléfono, WhatsApp o Telegram 630723090
- Reservar online
Consultas
- Online
- Presencial
Centro de Psicología María Jesús Suárez Duque
C/ Tunte,6 Vecindario (Frente al Centro Comercial Atlántico, a la derecha de la oficina de correos)
Pedir cita: 630723090
Comentarios
Publicar un comentario