Una emoción se produce de
la siguiente forma:
1) Unas informaciones
sensoriales llegan a los centros emocionales del cerebro.
2) Como consecuencia se produce una respuesta neurofisiológica.
3) El neocortex interpreta la información.
De acuerdo con este
mecanismo, en general hay bastante acuerdo en considerar que una emoción es un estado complejo del
organismo caracterizado por una excitación o perturbación que predispone
a una respuesta organizada. Las emociones se generan como respuesta a un acontecimiento
externo o interno.
Gran parte de lo que el cerebro realiza cuando se produce
una emoción sucede independientemente del conocimiento consciente; se realiza
de forma automática. La mayoría de emociones se generan inconscientemente.
Hay que distinguir entre reacciones emocionales innatas
y acciones emocionales voluntarias.
Las respuestas de evitación se
encuentran a mitad de camino entre ambas (LeDoux,1999: 293). Cuando hablamos de
las acciones
emocionales voluntarias nos referimos a los sentimientos (LeDoux, 1999: 300).
Estado de ánimo se
refiere a un estado emocional mantenido durante semanas o más tiempo.
Las emociones nos dicen qué hechos son
verdaderamente importantes para nuestra vida (Frijda,1994).
Componentes de la emoción
Hay tres componentes en
una emoción: neurofisiológico, conductual, cognitiva.
1) La neurofisiológica se manifiesta en respuestas
como taquicardia, sudoración, vasoconstricción,
hipertensión, tono
muscular, rubor, sequedad en la boca, cambios en los neurotransmisores, secreciones
hormonales, respiración...
Todo
esto son respuestas involuntarias, que el sujeto no puede controlar. Sin
embargo, se pueden prevenir
mediante técnicas
apropiadas como la relajación.
Como consecuencia de emociones intensas y frecuentes se
pueden producir problemas de (taquicardia, hipertensión, úlcera etc.). Por eso,
en el Centro Beatriz consideramos que la prevención de los efectos nocivos de
las emociones en el marco de la educación emocional se puede entender como un
aspecto de la educación para la salud.
2) La observación del comportamiento
de un individuo permite inferir qué tipo de emociones está experimentando.
Las expresiones faciales, el lenguaje no verbal, el tono de voz, volumen, ritmo,
movimientos del cuerpo..., aportan señales de bastante precisión sobre el
estado emocional.
Este componente puede
intentar disimularse. Por ejemplo, las expresiones faciales surgen de la
actividad combinada de unos 23 músculos, que conectan directamente con los centros
de procesamiento de las emociones, lo que hace que el control voluntario no sea
fácil; aunque, siempre es posible «engañar» a un potencial observador.
Aprender a regular la
expresión emocional se considera un indicador de madurez y equilibrio que tiene
efectos positivos sobre las relaciones interpersonales.
3)
La componente cognitiva
o vivencia subjetiva es lo que a veces se denomina sentimiento.
Sentimos miedo, angustia, rabia y muchas otras emociones.
Para distinguir entre la
componente neurofisiológica y la cognitiva, a veces se emplea el término emoción,
en
sentido restrictivo, para describir el estado corporal (es decir, el estado
emocional) y se reserva el término sentimiento para aludir a la sensación
consciente (cognitiva). La componente cognitiva hace que califiquemos un estado
emocional y le demos un nombre.
El etiquetado de las emociones está
limitado por el dominio del lenguaje. Dado que la introspección a veces es el
único método para llegar al conocimiento de las emociones de los demás, las
limitaciones del lenguaje imponen serias restricciones a este conocimiento.
Pero al mismo tiempo dificulta la toma de conciencia de las propias emociones.
Estos déficits provocan la sensación de «no sé qué me pasa». Lo cual puede
tener efectos negativos sobre la persona. De ahí la importancia de una
educación emocional encaminada, entre otros aspectos, a un mejor conocimiento
de las propias emociones y del dominio del vocabulario emocional.
Es interesante relacionar
estos tres componentes con la clasificación de objetivos didácticos. Si bien lo
observamos veremos un paralelismo entre:
a) «Hechos,
conceptos y sistemas conceptuales» con la dimensión cognitiva
b) «Procedimientos»
con el comportamiento;
c) «Actitudes, valores y normas» con respecto a la dimensión emocional.
Referencia
bibliográfica
Bisquerra, R. (2003). Educación emocional
y competencias básicas para la vida. Revista de Investigación Educativa,
7-43.
Perea, R. (2011). Educación para la
salud y calidad de vida. España: Días de Santos.
Comentarios
Publicar un comentario