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CONTENIDOS DE LA EVALUACIÓN EN EL TRASTORNO DEPRESIVO



1)   Nivel de actividad actual de la persona

Cuantificar y caracterizar dicha actividad

La actividad debe entenderse en su sentido comportamental:

·         Cosas que el paciente hace

·         Respuestas concretas ante las diversas demandas ambientales

·         Movilización de la energía (eferencia) ante demandas específicas (aferencia)

En primer lugar, utilizar la información facilitada por la entrevista, la cual permite delimitar la actividad, haciendo un análisis funcional de ésta.

Para ayudar a delimitar actividades se proponen escalas diarias de registro de actividades agradables y desagradables.

La actividad en sí es importante, aun cuando su principal valor reside en su relación con el medio ambiente y el papel funcional que ésta tiene para el paciente.

Que la actividad sea percibida como agradable (reforzada) es el primer requisito para que permanezca y sea más frecuente. Esta también es válida para conductas congruentes con el problema. P. ej., quejarse de lo mal que le va, llorar...estas conductas también deben ser objeto de evaluación, puesto que sirven para ir introduciendo otras respuestas más positivas. No obstante, es bueno que existan estas conductas de queja, frente a la mera pasividad y desinterés por comunicar los problemas a los demás.



2)   Evaluación de los estímulos reforzadores disponibles, o lo que es más importante, los potencialmente disponibles.

Se debe hacer un análisis detallado del comportamiento actual y pasado de la persona, así como de su medio ambiente general actual.

La búsqueda de estímulos reforzadores útiles para matizar el comportamiento debe centrarse, básicamente, en la conducta pasada. Se trata de hacer un inventario de posibles estímulos reforzadores, rescatándolos de su merma actual.

Si este inventario fuera insuficiente, se deben evaluar conductas susceptibles de ser utilizadas como reforzadores, en la aplicación del Principio de Premack (cuando dos estímulos se vinculan, el que tiene mayor probabilidad de ocurrir refuerza positivamente a otro menos probable. Es decir, un comportamiento agradable y frecuente aumenta la ejecución de otro menos preferible siempre y cuando el primero se haga contingente con el segundo. Sólo realizará la conducta preferida si antes ha realizado la conducta que se quiere aumentar).

3)   Análisis del ambiente general actual

Debe prestarse atención a la riqueza estimular y en qué medida esta es percibida por el paciente.

Se trata de identificar la disponibilidad de estímulos positivos: atencionales, sociales, manipulativos...aún cuando el paciente no haya reparado en ellos ni en el presente ni en el pasado.

4)   Habilidades de la persona (sus potencialidades) atendiendo a las habilidades personales y sociales.

Se trata de saber en que es competente

Se ha de explorar en sus distintos ámbitos: trabajo, aficciones...

Se ha de prestar atención a las habilidades sociales, su capacidad para obtener refuerzos.

Ha de ser una evaluación positiva centrada a competencias no a déficits.

5)   Estrategias de afrontamiento

Va dirigida a los aspectos más directamente relacionados con el origen y mantenimiento del trastorno: la incapacidad para manejar y resolver dicho problema.

Se ha de evaluar en relación con el problema:

Habilidades sociales

Recursos de control emocional

Estrategias de solución de problemas

Esquemas cognitivos

Pensamientos automáticos...

La evaluación de las estrategias debe hacerse en relación con el problema actual y recogiendo la experiencia y puesta en práctica de distintas estrategias de afrontamiento ante diversos problemas en el pasado.

6)   Las ideas, planes o deseos suicidas del paciente

Se ha de realizar su evaluación de forma cuidadosa mediante al Escala de Ideación Suicida de Beck que es cumplimentada a través de una entrevista semiestructurada.




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