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Psicóloga Maria Jesus Suarez Duque MIEDO A HABALR EN PÚBLICO: GÉNESIS DE LAS DIFICULTADES O MIEDO PARA HABLAR EN PÚBLICO


Origen del problema

El desarrollo de las DHP en general y del MHP en particular, puede verse facilitado por una serie de factores:

1.  Experiencias negativas directas o vicarias en situaciones de hablar en público (críticas, burlas, quedarse en blanco, ataques de pánico).

Los efectos de las experiencias negativas dependen de factores como:

·         Frecuencia

·         Severidad

·         Ocurrencia en periodos de estrés

·         Otras variables (p.ej., bajo umbral de activación fisiológica y lentitud en la reducción de la activación), el tipo de magnitud de la experiencia previa (directa o vicaria)

Una crítica feroz por parte de un miembro del auditorio no tendrá el mismo efecto en la persona que habla por primera vez en público que en la que ha hablado ya muchas veces. Estas experiencias negativas podrían contribuir más al mantenimiento del MHP que ha su origen.

2.  Se ha considerado que puede existir una preparación biológica para temer las situaciones de hablar en público.

Esta teoría requiere que el estímulo potencialmente fóbico se asocie al menos una vez con una experiencia aversiva.

En cambio, la explicación no asociativa de Menzies y Clarke (1995) mantiene que, dados ciertos procesos madurativos y experiencias normales del desarrollo, existen muchos estímulos evolutivamente prepotentes que generan miedo en la mayoría de las personas al primer encuentro sin necesidad de ningún aprendizaje asociativo, ya sea directo o indirecto (vicario, transmisión de información).

La respuesta de miedo se debilita cuando hay exposiciones repetidas y no traumáticas a las situaciones temidas (habituación). Por otra parte, las fobias pueden volver a surgir (deshabituación) tras la ocurrencia de acontecimientos estresantes severos o ciertos trastornos fisiológicos.

La explicación no asociativa no descarta que hay miedos que puedan ser adquiridos asociativamente.

3.  Proceso de atribución errónea o condicionamiento supersticioso (asociación accidental).

Se experimenta ansiedad, pánico o sensaciones somáticas similares a la de ansiedad (p.ej., mareo...) en situaciones de hablar en público que pasan a ser temidas, pero dicha ansiedad ha sido provocada por otras circunstancias estresantes (conflictos familiares, maritales o laborales) que la persona no ha sabido manejar, o por otros factores accidentales (problemas médicos, cambios hormonales, hipoglucemia, fármacos/drogas).

4.    Falta de experiencia de hablar en público y de habilidades de hablar en público, producida, por ejemplo, por una educación inhibidora, por falta de modelos adecuados o por carencia o nulo fomento de oportunidades.

5.  Existencia de una ansiedad social generalizada.

La ansiedad social generalizada puede ser favorecida por diversos factores:

a)    Mayor capacidad innata para reconocer la amenaza social y responder sumisamente a la misma.

b)    Bajo umbral de activación fisiológica y lentitud en la reducción de la activación ante situaciones nuevas o amenazantes, lo cual quizá se transmita genéticamente; esta mayor activación fisiológica ha sido ligada al factor temperamental denominado inhibición conductual ante lo no familiar, el cual a su vez ha sido relacionado con variables de personalidad tales como introversión y el neurotismo.

c)    Progenitores sobreprotectores (hipocontroladores), muy exigentes, poco o nada afectuosos, que no apoyan a sus hijos inhibidos, que utilizan la vergüenza y el “qué pensarán” como técnicas educativas y disciplinarias, y que incluso muestran actitud de rechazo

d)    Falta de experiencia social y de habilidades sociales, producida, por ejemplo, por una educación inhibitoria de las relaciones sociales, por aislamiento del niño y la familia, por falta de modelos adecuados o por carencia o nulo fomento de oportunidades

e)    Experiencias negativas en situaciones sociales

f)     Observación de experiencias sociales negativas o de ansiedad social en los padres o familiares significativos

g)    Desarrollo excesivo de la conciencia pública de uno mismo (darse cuenta de uno mismo como objeto social) en los últimos años de la infancia o primeros de la adolescencia que puede conducir a una autoevaluación excesiva y acentuar la timidez previamente existente; incluso puede favorecer la aparición de la timidez por primera vez.

Referencia bibliográfica

Buceta, J., Bueno, A. M., & Mas, B. (2001). Intervención y salud: Control del estrés y conductas de riesgo. Madrid: Dykinson.



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