Psicóloga Maria Jesus Suarez Duque TERAPIA DE PAREJA TRATAMIENTO FUERA DEL MARCO ESTRICTAMENTE COGNITIVO CONDUCTUAL
Mejora de la intimidad y tratamiento de las emociones relacionadas
con el apego
La
terapia cognitivo conductual se centra en lograr la capacidad de la pareja de
decidir y de manejar de forma armoniosa los bienes o refuerzos que comparten y
a las distorsiones cognitivas subyacentes. En este sentido, no enfrenta de
forma directa la intimidad, aunque sus técnicas, al proporcionar la
comunicación y el entendimiento conjunto de los problemas, la potencian
indirectamente.
Hay que resaltar que uno de los procesos más
importantes, entre los que ponen en marcha estas terapias, es el fomento de la
intimidad, al hacer que los miembros de la pareja entren de nuevo en el proceso
de autorrevelación y de aceptación, fomentando así elementos como la expresión
de emociones y afectos de forma constante, mostrando debilidades en la pareja;
como los sentimientos asociados al apego, los de soledad y los de necesidad de
aceptación y apoyo, que van a permitir iniciar de nuevo y mantener el proceso
de fortalecimiento de la intimidad.
Terapia enfocada en la emoción
Fuera del marco estrictamente cognitivo conductual y
teniendo en cuenta las conductas de
apego, Greenberg y Johnson (1988) plantean la terapia enfocada en la
emoción. Parten de la teoría de que los miembros de la pareja tienen problemas
de apego, aprendidos en la familia de origen, por tanto, son previos al
problema de pareja, y están en la causa del conflicto.
Los componentes
de la pareja experimentan depresión o miedo cuando temen que los abandonen, por
ejemplo, si el otro muestra interés en un tercero. Sin embargo, en lugar de
manifestar directamente esas emociones que los hacen débiles y vulnerables,
muestran emociones secundarias por medio de las que se intentan proteger,
evitando dar sensación de debilidad o incluso intentando parecer fuertes, así
emplean la retirada o la ira o establecen una actitud totalmente defensiva.
Evidentemente, al expresar estas emociones secundarias están intentando
solucionar sus problemas, pero lo que consiguen es lo contrario,
incrementarlos. En efecto, originan reacciones agresivas o defensivas del otro
que no conoce las causas de lo que ocurre. Se producen entonces profecías
autocumplidas, el miedo al abandono está seguido por una conducta agresiva o
evitativa que conduce a un deterioro de la relación y finalmente la relación es
tan poco reforzante que el otro puede llegar a pensar en abandonar la pareja.
La terapia tiene por objeto que los dos aprendan a mostrar las emociones
primarias y entiendan el origen de las secundarias.
El objetivo terapéutico en la terapia enfocada en la emoción consiste en romper el círculo vicioso.
La forma de romperlo es conseguir que hablen de sus
emociones primarias. En ese momento, el que lo hace, muestra su debilidad al
otro y descubre puntos vulnerables de importancia.
En el proceso terapéutico se suele conseguir que el
que escucha exprese aceptación, de manera que el que muestra sus emociones
sienta el soporte que necesita; así se fomenta la intimidad de forma operativa.
Además, cuando se establecen las emociones como la motivación que subyace en el
conflicto se cambian las atribuciones del problema y se desvía la atención de
las discusiones cortando el ciclo de reacción negativa seguida por reacción negativa
al introducir un elemento de aceptación.
Existe evidencia de la eficacia de este tipo de
intervención sobre la intimidad, aunque no se ha mostrado superior a los
efectos que se consiguen con el tratamiento basado en resolución de problemas y
puede tener un efecto mayor en mujeres que en hombres (Lawrence, Eldridge y
Christensen, 1998)
Terapia de pareja integradora
Dentro del contexto de la terapia cognitivo conductual
se ha desarrollado la terapia de pareja
integradora (Christensen, Jacobson, Babcock, 1995, Jacobson,
Christensen, 1996) en la que añade a los componentes clásicos la aceptación emocional, que es un
elemento fundamental de la pareja, sin un mínimo la pareja no se puede
constituir o no se mantiene. La aceptación total corresponde a momentos de
enamoramiento, y se va matizando con el paso del tiempo y con la convivencia,
pero tiene que existir para que la pareja subsista.
Con este nuevo elemento de la terapia se trata de que el miembro de la pareja que
quiere que se realice un cambio acepte desde un nuevo punto de vista que el
otro no lo realice y, sin embargo, aquello que era inaceptable e
intolerable se convierta en algo no deseable, pero entendible y tolerable. De
forma análoga a la terapia centrada en la emoción, piden a los miembros de la
pareja que hablen de emociones suaves como tristeza, miedo, soledad y que
mencionen menos las emociones fuertes como ira y resentimiento. Como se ha
mencionado, este tipo de interacción elicita en el otro sentimientos de
aceptación y de empatía en lugar de defensa o rechazo, de esta forma se fomenta
la intimidad. (Lawrence, Eldridge y Christensen, 1998)
Las técnicas que se utilizan para promover
la aceptación son (Halford, 1998):
·
Empatía. Reunirse con empatía hacia
el otro alrededor del problema, para desarrollar un entendimiento del problema
comprendiendo y respetando el punto de vista del otro, aunque no
justificándolo. Para ello se discuten conjuntamente los problemas con el
modelado del terapeuta y se les anima a manifestar sus sentimientos de dolor y
vulnerabilidad.
·
Objetividad. Emplear la objetividad
para conseguir ver el problema con un tinte menos emocional. Se promueve el
análisis objetivo para quitar la emoción que introduce distorsiones cognitivas.
·
Tolerancia. Construir la tolerancia
con el objetivo de reducir la emoción negativa que causa la conducta o sus
resultados del cónyuge. Para ello la técnica que más se utiliza es la
exposición, es decir, mantener el estímulo aversivo sin dar las respuestas de
evitación.
·
Auto cuidado. Se trata de cambiar la
propia conducta para conseguir en otra parte lo que la pareja no da, por
ejemplo, consiguiendo nuevos amigos....
Con la aceptación se crea o amplía la comprensión del
otro y en consecuencia se mejora la intimidad.
Uno de los mecanismos que ponen en marcha estas
terapias es el fomento de la intimidad entrando de nuevo en el proceso de
autorrevelación y de aceptación, fomentando además el mecanismo de perpetuación
que es la expresión de emociones y afectos de forma constante. Mostrar
debilidades en la pareja como son los sentimientos asociados al apego, de
soledad y de necesidad de aceptación y apoyo, coloca al sujeto en condiciones
de iniciar un nuevo proceso fortalecimiento de la intimidad y, por lo tanto, de
la pareja.
Los resultados preliminares obtenidos por la terapia
integradora basada en la aceptación indican que se obtienen mejores índices de
satisfacción que con la terapia conductual clásica basada en la mejora de la
comunicación y la resolución de problemas y promueve los cambios más
eficientemente (Jacobson et al, 2000).
Terapia conductual autorreguladora
Uno de las dificultades que aparecen en la terapia de
pareja es que cada uno atribuye el problema al otro y carga sobre él la
responsabilidad del cambio. Destacando la importancia de este hecho Halford
(1998) ha propuesto la terapia de pareja
conductual autorreguladora, que hace énfasis especial en aclarar con cada componente que es lo que
él puede cambiar para solucionar los problemas, siempre dentro de la
filosofía de lograr sus objetivos propios en la pareja. Los resultados
obtenidos indican una gran economía en el número de sesiones necesarias para
lograr los mismos resultados. En efecto, Halford (2001) plantea una duración
general de 1 a 3 sesiones y un máximo de 25. Lógicamente Halford (2001) también
define qué tipo de parejas se pueden beneficiar de este tipo de intervención.
Hay que destacar que dentro de este planteamiento se está potenciando de forma
fundamental el compromiso que cada uno tiene con la pareja y que cuando se toma
en consideración se potencia de forma extraordinaria la resolución de los
conflictos.
Visión general de Gottman (1998) para resolver
los conflictos en la pareja en tres procesos
1) Conseguir una alta tasa de respuestas positivas ante respuestas negativas
del otro.
Se trata de un cambio profundo que llegue a
modificar los sentimientos y no un mero intercambio “comercial” de conductas.
Es un cambio de actitud, “estar por”, en lugar de “alejarse de”, que lleve a un
sentimiento positivo que consiga llegar a calmar la activación fisiológica del
otro, utilizando elementos positivos como el humor, la validación y la empatía.
Cuando existe el sentimiento de “estar
por el otro” se disparan otros tres procesos asociados:
a) Se puede editar el
pensamiento para evitar entrar en la reciprocidad negativa o en el patrón en el
que la mujer ataca y el hombre se retira. Recordemos que este proceso es más
fácil que ocurra cuando se tiene mayor compromiso.
b) Se establecen relaciones
asertivas porque se admite la influencia respetuosa del otro y se evita emplear
los cuatro jinetes del Apocalipsis para intentar resolver los problemas.
c) Surge el afecto positivo
que evita la actitud defensiva del otro y ayuda a calmar la excitación
fisiológic
2) Ampliar la cantidad de espacio mental o mapa cognitivo o energía mental que
dedica cada miembro de la pareja a comprender y conocer el mundo del otro.
Es
particularmente importante en el caso del hombre. Hacer esfuerzos por conocer,
comprender y entender al otro es fundamental para la continuidad de la pareja.
El impacto que este proceso tiene en la intimidad es evidente y sus
consecuencias para la continuidad y mejora de la pareja son claras.
3) Admiración y afecto, cada uno tiene que tener admiración y cariño por el
otro, es un antídoto del desprecio.
Si bien el
enamoramiento está considerado actualmente como el inicio ideal de una pareja,
se trata de una emoción y como tal es algo en sí mismo volátil. Por lo tanto,
no se puede considerar como el elemento que va a cimentar las relaciones de
pareja duraderas y felices. Una vez que el enamoramiento, como emoción fuerte,
ha pasado lo que queda es algo más duradero, la intimidad y la validación.
La intimidad ocupa el primer lugar en la jerarquía en
los objetivos que se buscan en la pareja. Cuando se pregunta cuál es el primer
objetivo en el matrimonio la mayoría afirma que es tener a alguien que te
escuche y te entienda, es decir, con quien puedas expresarte sin límite y que
puedas obtener un refuerzo por lo que en otros ambientes serías menospreciado
(Markman y Hahlweg, 1993).
La validación en la pareja implica una apertura total, una autorrevelación, que puede incluir hechos y
sentimientos que podrían ser castigados socialmente, que va a ser recibida por
el otro con aceptación. Así se construye la intimidad. Cordova y Scott (2001)
presentan una definición conductual, afirman que es un proceso que se inicia
con una conducta de autorrevelación de elementos que nos muestran débiles y
vulnerables y que podrían ser usados en algunos contextos sociales para
administrarnos un castigo; sin embargo, la respuesta del otro es de aceptación,
o al menos no es castigada. La autorrevelación seguida por aceptación genera un
sentimiento de calidez y apoyo que es una consecuencia de la intimidad y nos
predispone a continuarla
Además de la autorrevelación hay otros elementos que
la construyen como son las manifestaciones de
afecto o el sexo (Van den Broucke et al., 1995).
El sexo, generalmente, implica la existencia de una
cierta intimidad y su práctica la potencia de forma significativa. Sin embargo,
el sexo no la implica necesariamente, además del sexo con prostitutas existente
desde siempre, en los últimos tiempos, frecuentemente, se dan relaciones
sexuales sin necesidad de la más mínima intimidad en adultos y adolescentes
(ver por ejemplo del fenómeno del hookup entre los adolescentes (Paul, 2000)).
La expresión de cualquier emoción, entra dentro de la
definición de intimidad de Cordova y Scott, las muestras de afecto y la
práctica del sexo son elementos precisos para mantener la intimidad en la
pareja y también la aceptación asociada. En la autorrevelación, con el tiempo
se da una habituación, lo que era peligroso revelar al principio de la relación
se hace natural, ya se sabe que va a ser bien recibido. Mantener el proceso
contando cosas que nos hacen débiles o criticables en otros contextos es otro
factor que mantiene la intimidad, e implica que las conductas castigables
tienen que seguir dándose. La validación se tiene que dar e incluir una gran mayoría
de conductas, no solamente las que podrían ser castigadas socialmente, sino
también aquellas que podrían recibir refuerzo social, sean reconocidas y
reforzadas por la sociedad o no. Nos importa más la opinión de los allegados
que la social.
Si bien el enamoramiento como emoción nos predispone a
la aceptación incondicional del objeto de nuestro amor, cuando el enamoramiento
se hace más débil, la aceptación se ve mediada por los usos y normas sociales,
por las influencias externas y por los criterios personales. Entonces se
rechazan y castigan determinadas conductas y se establecen unos límites a la
intimidad, que permiten la convivencia armoniosa. Si esos límites no se dan, la relación puede resentirse ya que se
pueden estar admitiendo conductas en contra de las propias creencias e
intereses. No todo es positivo en la intimidad, se trata de aceptar y
validar conductas que pudieran ser rechazadas socialmente, se puede dar
intimidad asociada a elementos no deseados como el consumo de drogas...
Como todos los aspectos de la pareja, la intimidad
tiene una vertiente social. La pareja es un componente de un grupo más grande y
dentro de él tiene que mantener su diferenciación y su exclusividad, es decir,
la capacidad de hablar de “nosotros” dentro del grupo mayor. El aspecto social
de la intimidad es el grado en que se mantiene la privacidad de la relación con
otros, como las familias de origen, los amigos, etc. (Van den Broucke et al.,
1995). La privacidad en la pareja significa una separación de la familia
de origen para ser una unidad diferente y prioritaria sobre padres y hermanos.
Las dificultades que surgen por no haber construido la independencia son muy
importantes. Se deben tanto a la falta de capacidad de los padres para dar
autonomía a sus hijos y dejarlos que se independicen, como de la fallo de los
miembros de la pareja para implantar la independencia. Desde este punto de
vista la intimidad es la base sobre la que se constituye la pareja como entidad
social independiente.
En relación con las ideas expresadas en los apartados
anteriores Sternberg (1986) plantea su teoría triangular del amor, que ha
obtenido cierta evidencia empírica (Lemieux y Hale, 2000). Para este autor el
amor tiene tres componentes básicos, la pasión, el compromiso y la intimidad.
La pasión correspondería con el enamoramiento, y como
este se dispara de forma rápida y también tiende a atenuarse velozmente. En la
teoría el compromiso va creciendo de forma lenta a la par que se toman
decisiones de compartir en pareja. El concepto de intimidad es más complejo en
Sternberg, comprende conductas que aquí se han incluido en otros apartados como
el apego, la comunicación o la dominancia.
Los conceptos que emplea esta teoría son complejos y
no son independientes unos de otros. La pasión suele generar intimidad, el
compromiso ayuda a la hora de crear la intimidad, la pasión y la intimidad
pueden generar compromiso, etc. Si bien conceptualmente no existe una relación
causal entre ellos si están conectados frecuentemente. Quizás sea esta la causa
de que la validación empírica de la teoría, aunque existe, esté teniendo
ciertas dificultades (Lemieux y Hale, 2000).
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