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AFASIA INFANTIL

   Constituye un trastorno del lenguaje que se define por la pérdida total o parcial, pero de forma brusca, del lenguaje oral ya adquirido.

   La pérdida tiene que producirse entre los 3 años y medio y la pubertad, como consecuencia de lesiones en el Sistema Nervioso Central en aquellas áreas que se encargan del procesamiento del lenguaje en su vertiente receptiva y/o expresiva.

   Las causas pueden ser muy variadas (problemas vasculares, traumatismos, tumores, infecciones...)

   La afasia sólo puede ser adquirida ya que no podemos perder algo que aún no hemos adquirido. Este trastorno se puede producir una vez que se han realizado adquisiciones lingüísticas, de ahí que sólo se pueda diagnosticar a partir de los tres años y seis meses.






Alteraciones más frecuentes en Afasias de predominio motor
Mutismo:
  • Sólo emiten sonidos aislados e incoherentes.
  • Este síntoma suele aparecer inmediatamente después de producirse la lesión, pero suele ser reversible.
Simplificación de la sintaxis:
  • Dificultades para la correcta construcción de la frase. Aparecen yuxtaposiciones de palabras sin nexos de unión, omisión de determinantes, de flexiones, de concordancias...
El lenguaje adquiere un carácter telegráfico, pero no tan agramatical como en las afasias de adulto.
  • Ausencia o menor presencia de sonidos estereotipados y perseverantes de sonidos.
  • Este síntoma es, sin embargo, muy característico de los adultos con afasia.



Alteraciones más frecuentes en Afasias de predominio sensorial
  • En la afasia infantil hay menor afectación en el nivel receptivo que en el expresivo
  • Los llamados síntomas positivos de la afasia aparecen con menor frecuencia en el caso de los niños
Anomía: Dificultad o imposibilidad para encontrar los nombres de los objetos.
Parafasias: Cambios en fonemas o sílabas sin estar causado por problemas para articularlos
Jergafasia: Sobreabundancia de emisiones lingüísticas que resultan casi incomprensibles y que se emiten sin intencionalidad.



   La afasia infantil tiene un pronóstico mucho más favorable que la del adulto, debido a la mayor plasticidad del cerebro infantil. De hecho, el hemisferio contrario al lesionado puede llegar a asumir sus funciones.

Referencia bibliográfica

Brioso, A. (2012). Alteraciones del desarrollo y discapacidad. Madrid: Sanz y Torres.






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