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Psicóloga Maria Jesus Suarez Duque TOC: Orientaciones para familiares con adolescentes

 



Orientaciones especiales para familiares con adolescentes que podrían tener TOC

“Mis padres no entienden que quiera arreglármelas solo. Si no interrumpieran mis rituales, yo estaría bien.”

De los adolescentes, al contrario que de los niños, se espera que sean más responsables y “maduros”. No obstante, siguen teniendo una gran dependencia de los padres para todo tipo de cosas. En el caso de los niños pequeños, no es extraño que los padres realicen tareas que deberían hacer los niños, o que les ayuden a vestirse, bañarse y comer. Pero a medida que la infancia va cediendo paso a la juventud, el deterioro funcional de los adolescentes con TOC afecta tanto a los padres como a los propios jóvenes. La esperanza de que el niño “deje atrás las rarezas” se vuelve menos probable. Las interferencias de los síntomas obsesivo-compulsivos con las actividades de la vida diaria se toleran peor. En lugar de discutir constantemente y amenazar en exceso con castigos, sería preferible pedir apoyo y ayuda psicológica.

Sabiendo que el proceso de desarrollo equivale a alejarse emocionalmente de los padres, el adolescente con TOC se encuentra realmente en un aprieto, porque necesita a los adultos más que otras personas de su edad, lo que, a la vez, le molesta. Los sentimientos de ira y hostilidad pueden prevalecer más de lo normal. La excesiva preocupación por lo que piensan los demás y el intento de esconder los síntomas, puede dificultar el proceso de desarrollo de un adolescente que trata de adquirir una identidad positiva y de autoestima. 

El estigma social de la enfermedad mental puede agravar la presión existente de “encajar” en el entorno que el adolescente siente con intensidad.

La tendencia de los adolescentes a formar grupos muy unidos de compañeros es indispensable en el proceso de descentralización del egocentrismo. Compartiendo ideas con sus compañeros, los adolescentes ponen a prueba sus teorías y descubren sus puntos débiles. El grupo proporciona algunas de las comodidades de la familia, pero con una mayor sensación de independencia. Además, es un período de reflexión sobre la vocación profesional y la sexualidad.

Muchos de estos procesos de desarrollo normales se ven dificultados o bloqueados por el TOC. Los adolescentes con TOC suelen sentirse muy aislados e incompetentes. Se pierden esa experiencia típica de pertenencia a un grupo y de individualización. Es habitual que se sientan muy atemorizados, preguntándose “¿Cómo podré trabajar algún día?”, o avergonzados de sus conductas: “¿Quién se casará conmigo?”.

El creciente conflicto interno y la sensación de extrañeza, que se magnifican en presencia de los síntomas obsesivo-compulsivos, son especialmente dolorosos para los adolescentes presionados por el proceso “normal” de desarrollo.

No obstante, hay que tener en cuenta que no todos los jóvenes tienen un TOC. Puede que sea normal hacerse un agujero en las orejas, pero no tener las manos en carne viva de tanto lavarlas o visitar a un terapeuta. A veces es difícil conseguir que el adolescente colabore; en esos casos, el contacto con un grupo de apoyo integrado por otros jóvenes podía servir de ayuda. Además, los padres de adolescentes con TOC suelen olvidarse de que siguen siendo padres y pueden fijar límites. No conviene modificar las expectativas de que realicen ciertas tareas domésticas y participen en actividades familiares por el hecho de que presenten un TOC.

Medidas que puede adoptar la familia antes de que los síntomas terminen por descontrolarse:

1)    Aprenda todo lo que pueda sobre el TOC. 

2)    Sin juzgarlo, anime al adolescente a hablar sobre sus “preocupaciones”. Comparta toda la información que tenga con él/ella e intente que reciba ayuda psicológica.

3)    No altere las rutinas o las expectativas relacionadas con la casa. Si su hija saca la basura a cambio de una paga y deja de hacerlo por miedo a contaminarse, no siga dándole la paga “porque tiene un problema”. No haga las tareas domésticas que tengan asignadas sus hijos. Si normalmente se lavan su ropa y dejan de hacerlo porque creen que “no pueden”, no lo haga por ellos. Ofrézcase a enseñarles, pero no asuma las tareas que ellos deberían hacer. Recuerde que se encuentran en la etapa del desarrollo de adquirir independencia, no de perderla. Además, a los hermanos les molesta tener que realizar tareas adicionales que no les corresponden. 

4)    La familia proporciona modelos de rol y una misma forma de resolver los problemas, y es fundamental que ayude a fijar límites. Conviene recordar a la familia los problemas típicos de la adolescencia y cómo el TOC intensifica las preocupaciones normales, como puede ser la fijación de límites, hasta dónde se está dispuesto a tolerar y ceder. “Dividirse” puede también originar problemas (uno de los padres se rinde a las demandas del TOC y el otro se niega a ello). Es conveniente que ambos padres unifiquen sus reglas y expectativas, que posiblemente tendrán que revisar cada cierto tiempo dependiendo de la evolución del TOC. 

5)    La terapia de conducta de apoyo individual puede ayudar al adolescente en el proceso de separación y control de síntomas. 

6)    La medicación puede reducir los síntomas hasta un nivel controlable, de forma que toda la familia sea capaz de afrontar mejor el problema. 

7)    Un “colega” adolescente con TOC puede ofrecer el apoyo necesario entre compañeros.

Una vez que empieza la recuperación de los síntomas del TOC, es conveniente que los familiares evalúen sus expectativas de forma realista. Si la persona ha “perdido” una serie de años de la adolescencia como consecuencia del TOC, no habrá pasado por la experiencia completa de la adolescencia. Es posible que tarde más tiempo en conseguir el permiso de conducir, un empleo, una pandilla y amigos íntimos, o decidir sobre su educación o carrera profesional. Todo eso quizá desanime a la persona con TOC, cuando mire a su alrededor y vea que sus amigos están haciendo ya todas esas cosas que tan lejos le parecen a ella, provocándole sentimientos de inutilidad o impotencia

Si reconoce usted estas señales o el adolescente puede hablar sobre ello, elogie sus esfuerzos por superar el TOC. Recuérdele con optimismo las destrezas que ha adquirido para ayudarse a sí mismo y que terminará “alcanzando” a los demás. Con paciencia y una actitud positiva, conseguirá usted ayudar a su familiar a seguir adelante.

Solicitar apoyo psicológico pueden beneficiar a la persona afectada o a la familia. Si un adolescente se niega a visitar a un profesional (con o sin padres), los padres no deben olvidar que pueden insistirle en que vaya. Eso requiere un serio compromiso por parte de los padres de ayudar verdaderamente a sus hijos con TOC a aprender todo lo que puedan sobre su trastorno y a pedir consejo profesional. Quizá tenga usted mismo que prepararse para fijar límites si la vida familiar se está deteriorando por las dificultades de controlar el TOC. Si llega a ese punto, es fundamental que se mantenga firme, coherente y persistente

Las consecuencias de no someterse a un tratamiento varían según el caso. A veces, los síntomas pueden ser tan graves que el adolescente posiblemente se arriesgue a tener que irse a vivir a otro sitio o ingresar en un hospital contra su voluntad si los síntomas llegan a suponer una amenaza para su vida o la de alguien que vive con él, decisión que debe recaer en un profesional experto en este trastorno.

 


Como familiar, es posible que nunca termine por librarse del todo de los sentimientos de aislamiento y frustración que acompañan a las luchas diarias para afrontar los desafíos planteados por el TOC. Compartir estos sentimientos con otras personas que sufren las consecuencias de un TOC mejora mucho el proceso de curación.


Aprendiendo todo lo que pueda y con ayuda de un profesional podrá responder a preguntas como:

“¿Por qué no puede parar?” “

¿Cómo puedo ayudarle?” 

Los familiares pueden ayudar, mediante la educación y los contratos de conducta, a que la persona supere el TOC.


Por otro lado, una vez tratado el TOC, la terapia de apoyo es beneficiosa para muchas de las personas afectadas. Son típicos los sentimientos de depresión, los conflictos conyugales motivados por los ajustes realizados y la sensación de ir atrasado con respecto a los compañeros, requiriéndose a veces una atención especial. 


Cuando disminuyen los síntomas del TOC, es posible que la persona empiece a darse cuenta de cómo hadesaprovechado su vida, lo que suele confundir a los familiares, porque suponen que, una vez mejorado elTOC, todo lo demás también mejorará. También aquí son frecuentes los síntomas y los sentimientosmencionados antes y forman parte del proceso de recuperación. 


La recuperación y la curación se producen con ayuda profesional, comprensión de los familiares y amigos y tiempo.

 

ORIENTACIONES GENERALES PARA FAMILIARES DE PERSONAS AFECTADAS CON TRASTORNO OBSESIVO COMPULSIVO



Bibliografía

Van Noppen, B. L., Pato, M. T., & Rasmussen, E. (2001). Aprender a vivir con el Trastorno Obsesivo Compulsivo.

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