El entrenamiento en
Habilidades sociales es un tratamiento cognitivo conductual en el que se
aplican un conjunto de técnicas cuyo objetivo es mejorar la calidad de las relaciones interpersonales, de comunicación y
relacionales (Segrin, 2009).
Numerosos estudios demuestran la asociación entre déficit de
habilidades sociales y problemas de aislamiento social, fracaso escolar y
delincuencia en la infancia y adolescencia. Del mismo modo, en adultos también
está asociado a problemas de aislamiento, depresión, ansiedad social o
problemas de pareja o de dificultad de establecer relaciones íntimas.
Antecedentes
Surge como un procedimiento de intervención en los años 50,
ligado a la Terapia de Conducta. Salter (1949), influido por la concepción
pavloviana de excitación-inhibición cortical, publica la “Terapia de reflejos condicionados” donde hace referencia a la
personalidad excitatoria y las ventajas de la conducta expresiva. Sugiere que
las personas con problemas de relaciones sociales pueden tener un predominio de
procesos inhibitorios, lo que explicaría el déficit de expresión emocional que
presentan. Para contrarrestarlo, propone llevar a cabo un tratamiento
psicológico mediante técnicas de role-playing que potencie los efectos
excitatorios promoviendo la expresión emocional, la expresión facial, hablar de
uno mismo, defender opiniones, incluso contrarias a las de los demás...
Wolper, recoge las ideas de Salter y publica en 1958, “Psicoterapia por inhibición recíproca”
utilizando por primera vez el término “asertividad” y la inhibición de la
ansiedad en las relaciones interpersonales asertivas (Wolpe y Lazarus, 1966).
Modelos de adquisición de habilidades sociales
Desde la perspectiva del aprendizaje social, las habilidades
sociales son conductas aprendidas y hay distintos mecanismos que pueden explicar
su adquisición y mantenimiento. Destacan los siguientes:
A lo largo del desarrollo del individuo las conductas
sociales se ejecutan y mantienen por sus consecuencias reforzantes. A medida
que distintos tipos de situaciones sociales inducen consecuencias positivas
tanto para el niño como posteriormente para el adulto resultarán reforzadas e
incluidas en el repertorio interpersonal.
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