¿QUÉ ES LA TIMIDEZ?
La timidez es un rasgo de personalidad que
influye en el comportamiento y condiciona las relaciones interpersonales.
Es un miedo crónico que procede de una absoluta
desconfianza en uno mismo e impide que la persona se relacione con normalidad
limitando su desarrollo social, obstaculizando las conversaciones y los
acercamientos a otras personas.
Se considera incorrecto tipificar como
enfermedad a la timidez confundiéndola con la fobia social. La timidez se
asocia a alguien que suele dar la imagen de una persona antisocial y poco
demostrativa emocionalmente. Se suele catalogar también como tímida a aquella
persona que es emocionalmente rígida y a la que le cuesta mucho relacionarse.
Diferentes tipos de timidez
1. La esperable a ciertas edades y situaciones, que no llegan a bloquear
al individuo
2. La crónica, que impide que la persona se relacione con
normalidad.
Al tener que realizar una determinada acción
delante de otra persona, una persona tímida se enfrenta a sentimientos de
impotencia, sintiendo un miedo que puede volverse crónico, y se manifiesta como
una impresión de inseguridad y vergüenza.
¿Cuándo se convierte en un problema la timidez?
Hay algunas situaciones en las que cuando nos
encontrarnos con personas nuevas o empezamos una nueva relación, nos sentimos
inseguros y aparece una sensación de timidez. Según pasa el tiempo y vamos
conociendo mejor a estas personas la sensación de timidez va desapareciendo, y
va dando paso a otro tipo de sentimientos que pueden variar según cada caso. Se
trata de un sentimiento que la mayoría de las personas podemos sentir en algún
momento, y no por ello debe representar un problema significativo.
Sin embargo, hay otros casos en los que la timidez no forma parte de una sensación pasajera, sino que se trata de una característica mucho más arraigada de la persona. En función de cuál sea su grado, y, sobre todo, el grado en el que la persona no se siente a gusto con este sentimiento y puede dificultar el buen funcionamiento de la persona.
Sin embargo, hay otros casos en los que la timidez no forma parte de una sensación pasajera, sino que se trata de una característica mucho más arraigada de la persona. En función de cuál sea su grado, y, sobre todo, el grado en el que la persona no se siente a gusto con este sentimiento y puede dificultar el buen funcionamiento de la persona.
Los síntomas asociados con la timidez pueden
llegar a ser de lo más incómodos. Hay personas, que además de sentir ansiedad
intensa ante las situaciones sociales, pueden tener una serie de síntomas
fisiológicos como ruborizarse, sudoración fría sobre todo en las manos y la
frente, temblor en la voz o tartamudeo, o temblor en las extremidades… Estos
síntomas añaden al sentimiento de la timidez el de vergüenza.
¿Cuándo es necesario plantearse la ayuda de un psicólogo?
·
Es importante contar con la ayuda de un
psicólogo en aquellos casos en que la timidez se haya convertido en una
interferencia en algún ámbito importante de su vida: personal, social o
laboral.
·
Si la timidez se experimenta de forma frecuente
y promueve una alteración de la normalidad del funcionamiento.
·
Si la timidez impide mantener relaciones
sociales abiertamente, mostrar todo tu potencial, tomar decisiones, decir lo
que piensas o te impide hacer acciones en un entorno donde estén involucradas
otras personas. En estos casos también se recomienda que se realice una terapia
psicológica.
Tratamiento psicológico de la timidez
El tratamiento psicológico es
esencial para vencer la timidez.
Un entrenamiento en habilidades sociales y en
técnicas asertivas ayuda a la persona a aumentar su competencia ante las
situaciones sociales, y consigue aquellos objetivos que, a causa de la timidez,
le puede resultar difícil de conseguir. Como consecuencia de esto se eliminan
los errores de pensamiento y se incrementa la seguridad en uno mismo y la
autoestima.
Es preciso tener siempre en cuenta que, las
habilidades sociales, como cualquier otra habilidad humana, se pueden aprender
y mejorar.
Recomendaciones en el
tratamiento de la timidez:
2. Entrenamiento en
habilidades sociales
3. Aprender a rechazar las
ideas irracionales
4. Mostrar una conducta
convincente.
La
situación ideal es el equilibrio y la flexibilidad para adaptarse al momento y
al entorno.
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