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Psicóloga infantil Maria Jesus Suarez Duque DISLEXIA: EVALUACIÓN PSICOLÓGICA



EVALUACIÓN PSICOLÓGICA DE AL DISLEXIA


La evaluación psicológica presentará más dificultades cuanto más tarde se realice el diagnóstico. Así mismo, será más difícil de solucionar la dislexia, valorar y aislar síntomas con la finalidad de seleccionar las estrategias psicopedagógicas adecuadas.



En el proceso de evaluación consideramos los datos existentes procedentes de:

·         Exploraciones médicas

·         La evaluación de aptitudes y capacidades intelectuales, lingüísticas, sociales y emocionales

·         La valoración de las circunstancias personales y contextuales del niño

Evaluación del niño

La identificación del niño con dislexia comienza con el examen de parámetros de diagnóstico recogidos en el DSM-V: análisis de los criterios de exclusión y análisis de la presencia de una dificultad significativa en el reconocimiento de palabras.

1. Criterios a tener en cuenta en la identificación

a)  Criterio de exclusión:

Este criterio se refiere a la exclusión de posibles explicaciones de las dificultades lectoras, limitando el término de «dislexia evolutiva» para aquellos y aquellas

estudiantes con dificultades en el reconocimiento de palabras que no son explicadas por otras categorías diagnósticas.

En consecuencia, se debe recoger y analizar la información acerca de las percepciones que las personas implicadas tienen del problema lector, el historial evolutivo y educativo del niño o la niña, así como analizar las posibles explicaciones alternativas de sus problemas lectores y/o escritores.

b) Criterio de discrepancia

Uno de los elementos comunes en las definiciones de la dislexia evolutiva es la existencia de una diferencia entre lo que el niño o la niña es capaz de hacer potencialmente y lo que en realidad hace. Dicho criterio ha implicado generalmente el uso del cociente intelectual en la cuantificación de esta discrepancia entre potencial y rendimiento en reconocimiento de palabras.

Algunos autores y autoras abogan por evaluarlo como una discrepancia de dos o más desviaciones típicas o dos cursos académicos de desnivel en el reconocimiento de palabras, conjuntamente con una inteligencia normal.

En ambos casos, la dislexia es inesperada, pues los y las estudiantes no presentan discapacidad y tienen la inteligencia adecuada para aprender a leer.

Para confirmar este criterio de discrepancia, en el Centro Beatriz, realizamos una evaluación individual de la lectura y la inteligencia del alumno o alumna.

En este proceso, tenemos en cuenta si el niño se muestra reticente a cooperar, responde con monosílabos y niega o minimiza sus dificultades. Este comportamiento es legítimo y nos proporciona una información muy valiosa a la hora de comprender la percepción que tiene el propio niño de la situación.

No obstante, somos conscientes de que el método de discrepancia para identificar las dificultades específicas de aprendizaje cuenta con desventajas relevantes:

Para establecer que existe un retraso de dos o más años en las habilidades de lectoescritura, hace falta comparar con un grupo de referencia. Dado que las habilidades lectoras empiezan a adquirirse a los 6 años y no hay un nivel medio consolidado hasta los 7 años, los niños en riesgo de padecer dislexia tienen que esperar hasta los 9 años para recibir un diagnóstico en firme. En este sentido nos encontraríamos con graves consecuencias:

El niño arrastra una historia de fracaso en el aprendizaje de 4 años, con todas las consecuencias emocionales y académicas que ello acarrea.

Se ha perdido la oportunidad de intervenir de forma precoz cuando los tratamientos se muestran más eficaces, en la fase de inicio del aprendizaje de la lectura.

c)  Criterio de especificidad

Este criterio nos ayuda a diferenciar entre la población con dislexia y la de bajo rendimiento, que suele manifestar dificultades generalizadas en el aprendizaje.

Debemos tener presente la edad, ya que, aunque inicialmente las dificultades lectoras sean específicas, suele ser frecuente que a finales del segundo o tercer ciclo de primaria

hayan afectado el rendimiento académico del resto de áreas, especialmente aquellas que implican el uso de un lenguaje complejo (conocimiento del medio, lengua extranjera, música y lengua castellana); es posible que exista falta de conocimientos, no habiendo sido capaces de aprender en la misma medida que los compañeros y compañeras que no presentan problemas con la lectura.

Como consecuencia, en este proceso debemos recabar información sobre:

·         El rendimiento en otras áreas académicas y de los aprendizajes instrumentales.



En la clasificación estadística internacional de enfermedades y problemas relacionados con la salud (CIE -10), dentro de los trastornos específicos del desarrollo del aprendizaje

escolar, se incluye el trastorno específico de la lectura como

 un déficit específico que no se explica por el nivel intelectual, por problemas de agudeza visual o auditiva o por una escolarización inadecuada”.

 Establece esencialmente las siguientes pautas para el diagnóstico:

1º El rendimiento de lectura debe ser significativamente inferior al esperado a su edad, su inteligencia general y su nivel escolar.

El mejor modo de evaluar este rendimiento es la aplicación de forma individual de tests estandarizados de lectura y de precisión y comprensión de la lectura.

2º La dificultad tiene que ser precoz, en el sentido de que debe de haber estado presente desde el comienzo de la educación y no haber sido adquirido con posterioridad.

3º Deben estar ausentes factores externos que pudieran justificar suficientemente las dificultades lectoras.

Además, la CIE –10, ofrece una descripción del tipo de dificultades presentes desde el comienzo de la escolarización:

En las fases tempranas pueden presentarse dificultades para:

·         Recitar el alfabeto.

·         Hacer rimas simples.

·         Denominar correctamente las letras.

·         Analizar y categorizar los sonidos.

Más tarde, pueden presentarse errores en la lectura oral como, por ejemplo:

·         Omisiones, sustituciones, distorsiones o adicciones de palabras o partes de palabras.

·         Lentitud.

·         Falsos arranques, largas vacilaciones o pérdidas del sitio del texto en el que se estaba leyendo.

·         Inversiones de palabras en frases o de letras dentro de palabras.

También pueden presentarse déficits de la comprensión de la lectura:

·         Incapacidad de recordar lo leído.

·         Incapacidad de extraer conclusiones o inferencias del material leído.

·         El recurrir a los conocimientos generales, más que a la información obtenida de una lectura concreta, para contestar preguntas sobre ellas.

En el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales DSM-V

se incluye el trastorno de la lectura dentro de los trastornos del aprendizaje, proponiendo los siguientes criterios diagnósticos:

1º) El rendimiento en lectura (esto es, velocidad, exactitud o comprensión de la lectura), medido mediante pruebas normalizadas y administradas individualmente, se sitúa sustancialmente por debajo de lo esperado, dada la edad cronológica del sujeto, su cociente intelectual y la escolaridad propia de su edad.

2º) La alteración del anterior criterio interfiere significativamente el rendimiento académico o las actividades de la vida cotidiana que exigen habilidades para la lectura.

3º) Si hay un déficit sensorial o retraso mental, las dificultades para la lectura exceden de las habitualmente asociadas a él.



En el proceso de evaluación es preciso tener en cuenta la heterogeneidad de las dificultades lectoras, puesta de manifiesto reiteradamente en la literatura, destacando la naturaleza multicomponencial de la lectura, en la que diferentes procesos pueden ser disociados.

Por ello, Aarón y colaboradores (1999), han identificado cuatro tipos diferentes de malos lectores según se hallen afectadas alguna de las siguientes habilidades:

·         Reconocimiento de palabras.

·         Comprensión.

·         Combinación de las dos anteriores.

·         Una combinación de procesamiento ortográfico y velocidad lectora.

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Por otro lado, Wolf y Bowers (1999), aportan la hipótesis de un doble déficit en la dislexia evolutiva, desde la que es posible distinguir:

·         Dislexia con déficits aislados en procesamiento fonológico, que afectará al reconocimiento de palabras.

·         Déficits aislados en la velocidad de nombramiento, que podría afectar a la adquisición de representaciones ortográficas a nivel subléxico y léxico y a la velocidad de procesamiento de una gran variedad de funciones cognitivas.

·         Doble déficit (tanto en el procesamiento fonológico como en la velocidad de nombramiento), que representarán un subtipo más severo



2. Evaluación del contexto

La evaluación del contexto implica que se obtengan datos del ámbito familiar y escolar en que se desenvuelve el alumnado con el objeto de determinar aquellos aspectos que favorecen o dificultan el proceso de enseñanza-aprendizaje.

La evaluación del contexto familiar tiene como objeto conocer los aspectos de la vida familiar del alumno o alumna que están afectando su proceso de enseñanza-aprendizaje tales como:

·         estructura y composición de la familia

·         roles familiares

·         relaciones del alumno o alumna con sus hermanos y hermanas y con su padre o madre

·         guardadores legales o representantes legales

·         el nivel sociocultural

·         acceso a recursos educativos y a recursos especializados

·         pautas educativas

·         expectativas...

Para ello, es fundamental establecer una dinámica de colaboración donde se les haga partícipes a las familias del por qué y para qué de los distintos aspectos que se les pide, y se recojan aquellas variables que desde el punto de vista de la familia son relevantes:

sus propias explicaciones. su visión de qué aspectos facilitan y cuáles dificultan el aprendizaje de su hijo o hija...

Por su parte, la evaluación del contexto escolar implica una valoración de éste en todas sus facetas (curricular, organizativa, social...) y en sus diferentes niveles o subsistemas (centro, aula...).

Algunos datos de interés son expectativas del profesorado hacia el alumno o alumna, participación del alumno o alumna en la vida del centro y del aula, aceptación de

normas, relaciones del alumno o alumna con el profesorado y con sus compañeros y compañeras, prácticas del aula...

Para evaluar estos aspectos se utiliza fundamentalmente la observación del alumno o alumna, las entrevistas individualizadas, el análisis del expediente académico o la cumplimentación de cuestionarios.



Referencia bibliográfica

Angulo, M. C. (s.f.). Manual de atención al alumnado con necesidades específicas de apoyo educativo derivadas de dificultades específicas de aprendizaje: dislexia. Consejería de educación. Junta de Andalucía.

Vila, J., & Gutiérrez, F. (2013). Manual Básico de Dificultades de Aprendizaje. Madrid: Sanz y Torres.

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