Una de
las medidas educativas destinadas al alumnado disléxico desde los centros
escolares son las adaptaciones curriculares.
Para
estos alumnos y alumnas, al no ser considerados como alumnado con necesidades educativas
especiales, las adaptaciones que se realicen son no significativas, tales como:
a)
Ofrecer alternativas a la enseñanza mediante el texto escrito, por ejemplo, a
través del canal auditivo o visual.
b)
Dotarles de medios informáticos y tecnología asistida.
c)
Aumentar el tiempo requerido para hacer ciertas tareas que impliquen el
lenguaje escrito como, por ejemplo, los exámenes.
Estas
adaptaciones son necesarias y, aunque no tienen legalmente que recogerse en el
expediente del alumno o alumna, en el caso del
alumnado
disléxico sí que es importante que se adjunten al mismo.
No obstante,
dada la situación de desigualdad a la que se enfrentan los niños en la etapa de
Educación Primaria por falta de detección
precoz o ausencia de diagnóstico de dislexia u otras necesidades educativas
específicas, en el Centro Beatriz, además de
detectar de forma precoz las necesidades de estos niños, llevamos a cabo diversas
actuaciones haciendo hincapié en el
aprovechamiento de sus potencialidades para disminuir o eliminar sus
dificultades:
1. Intervención
específica:
La reeducación de la dislexia o el tratamiento
de la misma pretenden corregir aquellos factores o funciones deterioradas que
originan los síntomas disléxicos; como consecuencia, se pretende a su vez favorecer
el aprendizaje escolar y el éxito en la vida.
Una
práctica habitual en el Centro Beatriz es el “sobreaprendizaje” que consiste en
volver a aprender la lectoescritura bajo dos principios:
·
Adecuando
el ritmo a las posibilidades del niño o la niña
·
Trabajando siempre bajo el aprendizaje sin errores,
propiciando los éxitos desde el
principio y a cada paso del trabajo de sobreaprendizaje.
Estrategias específicas que varían según las
necesidades específicas de cada niño:
a)
Educación
multisensorial:
Consiste en el aprendizaje de las unidades
básicas de sonidos a través de un programa fonológico en el que ya están
relacionados los símbolos visuales con los sonidos.
b)
Educación psicomotriz:
Dirigida
a alteraciones de lateralidad, del esquema corporal y de la orientación
espaciotemporal, a través de actividades psicomotrices.
c)
Entrenamiento
perceptivo:
Encaminado
a la mejora de las capacidades visomotrices.
d)
Desarrollo
psicolingüístico:
Intervenimos
en las siguientes áreas:
·
La
recepción auditiva (capacidad para entender laspalabras habladas)
·
La
recepción visual (entender las palabras escritas)
·
La
asociación auditiva (capacidad de relacionar las palabras)
·
La
asociación visual (asociación de símbolos verbales)
·
La
expresión verbal (capacidad del niño o de la niña para expresar
sus ideas)
·
El
cierre gramatical (capacidad de predecir el mensaje como
consecuencia de nuestras experiencias previas).
e)
Entrenamiento
lectoescritor:
Para aprender a leer y a escribir se deben ir
adquiriendo progresivamente una serie de capacidades, empezando por las
asociaciones entre fonemas y grafemas.
Para la lectura se emplean, habitualmente, dos
tipos de métodos:
1.
El
método Analítico o Global: se parte de frases para ir poco a poco descomponiendo
sus diferentes elementos.
2.
El
método Sintético: su procedimiento es inverso al anterior pues se
parte de grafemas y sílabas para ir progresivamente alcanzando un nivel de
dificultad cada vez mayor (frases y textos). Éste resulta más adecuado al alumnado
disléxico.
3. Actuaciones
desarrolladas por el propio alumno o alumna:
El
autoconocimiento, que incluye la aceptación de las dificultades, así como
la valoración del potencial de aprendizaje y desarrollo, puede ser una
pieza clave en la
mejora
de los resultados del alumno o alumna con dislexia.
En este sentido ayudamos al niño al conocimiento y aceptación de
sus necesidades mediante las siguientes intervenciones directas sobre el niño:
a) Acepta que tienes dislexia.
·
Tu vida va a tener algunos obstáculos distintos
a los de los demás, pero aprenderás a esforzarte y a valorar lo que logres.
Esto es mucho más importante que ser rápido o rápida al hacer las cosas.
·
Tu esfuerzo puede no dar resultado a corto
plazo, pero a largo plazo marcará tu vida.
·
Recuerda siempre la fábula de la tortuga y la
liebre: al final el triunfo es de quien se esfuerza, no de quien lo tiene todo
fácil.
b)
Todos
aprendemos de manera diferente, pregúntate cómo lo haces:
·
Intenta averiguar de qué manera aprendes.
·
¿Aprendes mejor observando, escuchando o con la
experiencia directa?
·
Usa tu experiencia y tu sentido común: si te va
bien hacer algo de determinada manera, hazlo. Déjate guiar por tu propia lógica
(y por los y las profesionales y familiares que conocen bien tu problema).
c) Organízate a ti mismo o a ti misma:
·
Haz muchas copias de tus horarios escolares y
colócalos por toda la casa (en la cocina, en tu dormitorio o donde hagas las
tareas para casa).
·
Haz copias de repuesto por si las pierdes.
·
Ponte carteles o notas de colores de las cosas
que sueles olvidar (el bocadillo, el estuche, el libro de texto…).
·
Apúntate (o pídele a alguien que te recuerde o
que te apunte) las fechas y horas de todo: las tareas para casa, actividades
extraescolares, exámenes, citas, etc. Pero apúntalo siempre en el mismo sitio
(la agenda, etc.).
·
Consigue los números de teléfono de un par de
amigos o amigas que te puedan decir qué deberes tienes por si no los has
apuntado correctamente.
·
Prepara tu cartera con todo lo que necesitarás
al día siguiente antes de irte a la cama. Esto te permitirá empezar el día con
más tranquilidad.
·
Aprende a conocer tu ritmo natural.
·
No intentes hacer las tareas para casa cuando
sientas cansancio, hambre o te encuentres en los momentos bajos del día.
·
Descansa y duerme todo lo que puedas. Abordar
tu jornada ya es bastante duro como para encima estar cansado o cansada o falto
de sueño. Si no acabas algo porque no puedes más, no pasa nada.
·
Intenta disponer en casa de un lugar tranquilo,
sin distracciones, donde puedas hacer tus deberes. Usa siempre el mismo lugar.
·
Al abordar tareas largas, divídelas en partes
más cortas y haz pausas con cierta frecuencia.
d) Ten paciencia y, cuando la pierdas,
relájate y vuelve a empezar.
e) No
te desesperes y pide ayuda cuando la necesites
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