Cuando
a los padres y madres se les comunica que su hijo o hija padece un trastorno
del aprendizaje, se ven invadidos por una mezcla de sentimientos negación,
rencor, temor, enfado, culpabilidad, aislamiento e incluso pánico. Sólo cuando
hayan aceptado los hechos podrán empezar a elaborar estrategias positivas que ayuden
al niño o a la niña a desarrollar plenamente sus capacidades.
Primero,
al aceptar que su hijo o hija padece dislexia, así se podrán buscar soluciones
de manera rápida y eficaz.
Segundo,
comprender la dislexia facilitará la elección de las áreas más adecuadas en la
enseñanza secundaria, reforzándose así los puntos fuertes del chico o chica y
disminuyéndose las dificultades educativas que sufren aquellos y aquellas que
se enfrentan a un programa de estudios demasiado variado.
Tercero,
solicitar información al tutor o tutora sobre las medidas educativas que se han
puesto en marcha para dar respuesta a las necesidades de su hijo o hija.
En
definitiva, cuanto antes se diagnostique al niño o a la niña con dificultades
específicas de aprendizaje, antes se podrá encontrar la ayuda más adecuada, así
como mayores serán las posibilidades de disminuir su dificultad.
La
colaboración de la familia es imprescindible en todos los casos, mucho más en
este alumnado que puede encontrar mayores dificultades.
El papel
más importante que tienen que cumplir estas familias quizás sea el de apoyo emocional y social. Se recomienda
evitar que la ansiedad de los propios
adultos
aumente los problemas del niño o la niña. Esta
ansiedad puede incrementar la angustia y preocupación, pudiendo generar
dificultades emocionales secundarias.
Las
expectativas acerca de las posibilidades de éxito que tiene una persona
influyen directamente en su implicación a la hora de realizar una tarea. Por
este motivo, la familia debe dejar muy claro al niño o la niña que puede tener éxito.
Los miedos pueden conducir de manera involuntaria al fracaso. Así, la confianza
transmitida contribuirá al progreso, lo que acompañará la tarea de los y las
especialistas.
Asimismo,
es fundamental que la familia le muestre un apoyo incondicional sobre todo en los momentos de fracaso
contribuyendo así al desarrollo de una autoestima adecuada. En este sentido, es
muy importante que se valorare al hijo o hija teniendo en cuenta su propio nivel
de partida, el esfuerzo realizado y el rendimientoobtenido. La clave radica en no pasar a la sobreprotección.
Existen
algunas dificultades prácticas asociadas que necesitan la comprensión de los y las
que comparten la vida con estas personas:
·
confusiones con las horas del día
·
equivocaciones respecto del lugar donde se
colocan las cosas
·
tendencia al desorden
·
facilidad para distraerse
·
torpeza en ocasiones
·
dificultad en el cumplimiento de las instrucciones...
La familia
debe informarse de manera precisa,
conocer lo que la dislexia significa e implica para facilitar la convivencia;
dicho conocimiento les ayudará a entender qué puede y qué no puede hacer este
alumnado en cada momento, contribuyendo a prestar atención a aquellos aspectos
más convenientes.
Un
aprendizaje que puede resultar útil a los familiares es el conocimiento de técnicas naturales de relajación.
Hacerlas con sus hijos e hijas contribuirá a disminuir la ansiedad en el caso
de ambas partes, ayudándoles también a compartir momentos muy íntimos.
Es
fundamental tomarse el tiempo necesario para
escuchar al niño o la niña. Compartir los problemas con alguien que escucha
con empatía hace que parezcan mucho menos graves.
Se
trata de buscar y aprovechar en familia los
momentos tranquilos, dando a los hijos e hijas la oportunidad de contar lo
ocurrido ese día, de conocer sus preocupaciones.
En
ocasiones se requiere que los padres y madres ayuden directamente a sus hijos e
hijas, enseñándoles aquellos aspectos que son importantes. Este tipo de
actuaciones depende en gran medida del tipo de relación que exista entre ellos,
así como de la formación académica de los progenitores. Lo ideal es que ambos se
responsabilicen de las tareas con el niño o la niña, aunque la realidad indica
que:
a)
Es habitual que el padre o la madre presenten la
misma dificultad. Además de sentirse culpable por haberle transmitido el problema,
se considera incapaz de
colaborar
con las tareas escolares por la propia fobia nunca superada que tiene hacia lo
escolar.
b)
La persona que suele encargarse directamente de
las tareas escolares y que se implica más a fondo se sienta desbordada por el
gran esfuerzo que debe realizar
y el escaso
avance que observa en su hijo o hija. Sean las familias, sea el profesorado de apoyo,
su tarea consistirá en ayudarle a organizar el orden del trabajo a desarrollar
(empezar con las áreas de dificultad superior, después las más sencillas y,
finalmente, las más mecánicas).
Hay que tener siempre en cuenta:
·
Lo que es para el día siguiente y lo que no.
·
Las tareas que en los siguientes días no se
podrán hacer por causa de las extraescolares.
·
Los exámenes programados (nunca se pueden dejar
para el último día, porque carecen de memoria a corto plazo).
·
Planificar las tareas de larga duración (lectura
de libros, trabajos, etc.).
·
Dejarle solo o sola en aquello que pueda hacer
de manera autónoma, pero estara su lado en lo que no. Tiene que saber que
estamos ahí, por si nos necesita.
·
Cuando aparecen signos de agotamiento, y es
evidente que no rinde, tomarle el lápiz y continuar escribiendo (él o ella nos
dicta y nosotros transcribimos). A esto se lo conoce como “hacer de
secretario”. Es conveniente haber acordado este tipo de actuaciones con el
profesorado del colegio para que entienda que no se le hacen los deberes. Cuando
ni así dé resultado, poner una nota al profesorado que, previamente informado
del problema, habrá acordado que la familia pueda decidir, en estos casos,
terminar con los deberes del día.
·
No dudar en poner notas justificativas cuando
alguna tarea es inasequible para él o ella (lecturas largas con poco tiempo, copiar
lecciones, copiar reiterativamente palabras erróneas, etc.).
·
Leer con él o ella los libros y otras tareas que
le han dado, o leérselos directamente. Es importante que aprenda y se entere de
lo que lee, por lo tanto, habrá que explicarle el significado de las palabras nuevas
y lo que está pasando en el texto.
·
Si resulta demasiado complicado utilizar diccionarios
y agendas convencionales o si se pierde demasiado tiempo, habrá que explorar y
enseñarle a utilizar instrumentos electrónicos como las agendas electrónicas y
los correctores de ortografía o los diccionarios y los calendarios informáticos.
¿Cómo pueden los padres contribuir a la mejora de la eficacia en la
escuela?
·
Mantenga un contacto regular con el profesorado.
Intente familiarizar a los compañeros y compañeras con lo que significa ser
disléxico o disléxica y explique
·
cómo pueden ayudar. Hágalo usted mismo con sus
amigos y amigas, sin olvidar a sus familias.
·
Utilice códigos de color para marcar todos los
libros y bolsas, así los reconocerá inmediatamente.
·
Procure que todo su material escolar esté
siempre preparado y ordenado en el mismo lugar.
·
Enseñe a su hijo o hija a preparar y vaciar su
cartera y a organizar su estuche de lápices. No dé por sentado que adquirirá estas
aptitudes por sí mismo o
·
por sí misma.
·
Mantenga un registro del tiempo que dedica su
hijo o hija a hacer sus tareas para casa y comparta esta información con el
profesorado, así estará al corriente
·
del tiempo que necesita.
Algo indispensable:
un entorno seguro y estable.
El
alumnado con dificultades específicas de aprendizaje rinde más cuando está en
un entorno estable donde se sienten seguros. La estructura y la rutina son
elementos importantísimos.
El entorno
escolar con el que están familiarizados y familiarizadas no les impone cambios
a un ritmo demasiado acelerado.
Los
chicos y chicas con mala memoria, por ejemplo, habrán tenido que esforzarse
mucho para aprenderse el camino hasta el colegio, por lo que tardarán mucho más
que los demás en sentir la seguridad para atreverse a ir solos o solas.
A
través de un proceso de repetición, conseguirán aprender las normas de la
escuela. Esas cosas pequeñas, que pueden parecer minucias para la mayoría,
pueden representar grandes logros por los que ha tenido que luchar duramente la
persona con dificultades específicas de aprendizaje.
Las
dificultades de aprendizaje pueden parecer menos serias de lo que son mientras
se mantenga un entorno que le resulte familiar y seguro.
Por
eso es tan importante estar rodeados por personas que sepan identificar las
dificultades de aprendizaje cuando surjan, si es que surgen, y que puedan
comprender y aceptar su forma particular de aprender.
Hay
que saber comunicar con él o ella para comprenderlos y comprenderlas y aceptarlos
y aceptarlas. Por lo general, los niños y niñas con dificultades específicas de
aprendizaje se bloquean, no tanto a la hora de resolver, como a la hora de
intentar comprender la naturaleza del problema y las tareas necesarias para
resolverlo.
A veces,
habrá que descomponer una tarea en sus componentes más simples y presentársela así
para que la pueda comprender.
Siguiendo
las directrices de una escuela que camina hacia la inclusión, es el colegio el
que debe responder a las exigencias de este alumnado y no ellos, quienes deben
ajustarse a la escuela.
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