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PRINCIPIOS DE LAS INTERACCIONES DESDE LA DISCIPLINA POSITIVA

1.    Los niños no saben claramente qué quieren perseguir, muchas veces tienen ideas equivocadas sobre cómo conseguirlo y se comportan de manera que logran justo lo contrario de lo que pretenden. Pueden querer ser tenidos en cuenta, pero actúan de un modo odioso o torpe en un intento de alcanzar el objetivo porque son muy buenos percibiendo y malos interpretando.
2.    Los adultos tenemos dificultades para recordar que nos están hablando en clave, el objetivo casi siempre es ser aceptado y que se les reconozca ese lugar especial como ser individual.
3.    Los adultos somos responsables de muchos problemas de los niños (que no suene a culpa, sí a consciencia y responsabilidad) ¿Cuál es nuestra contribución al problema?
4.    Darnos cuenta de las cosas es la clave para cambiarlas.
5.    Poner los cinco sentidos y descifrar el mensaje que el niño transmite con su conducta.

Para reconocer cuál es el verdadero objetivo (búsqueda de atención, búsqueda de poder, venganza o darse por vencido) hay que guiarse por “pistas”:

Por ejemplo, el desinterés por las tareas escolares o su higiene personal o el desánimo ante estas tareas son la expresión del mensaje que está dando el niño como “búsqueda de atención" o bien “darse por vencido”.

La primera pista a atender es la emoción primaria que suscita su comportamiento en el adulto. Cuando es sólo atención, la madre o padre se sienten enfadados, preocupados o irritados. Si se siente desesperación o impotencia para sintonizar el objetivo es probablemente evidenciar la incapacidad, “no sé qué más hacer, le digo que tiene que centrarse más, porque le cuesta”.

Otra pista es la reacción del niño al pedirle que abandone su comportamiento. Cuando se trata de búsqueda de atención, el niño abandona por un momento el comportamiento y luego lo reanuda, pero estará encantado de haber logrado lo que se proponía. Cuando se trata de incapacidad el niño se muestra pasivo a nuestra exigencia en la confianza de que pronto abandonaremos y le dejaremos en paz, “intento hablar mucho con él, pero hay veces que, es un poco difícil”.

Por otro lado, hay que tener en cuenta otros factores como el orden de nacimiento respecto a sus hermanos, la convivencia con otros niños como primos o de la nueva pareja de uno de los padres, los nuevos hermanos o niños que pertenecen a la nueva familia de uno de los padres tras el divorcio de sus padres...

Los juicios preestablecidos en la mente adulta asocian al mayor como responsable, líder, mandón, perfeccionista, organizador...Es muy frecuente que los niños se comparen con sus hermanos y decidan maneras de “sobrevivir”:

·                      Siendo competentes en áreas que no lo son los otros. (Búsqueda de atención)

·                      Competir e intentar hacerlo mejor que sus hermanos. (Búsqueda de poder)

·                      Ser rebelde o vengativo. (Venganza)

·                      Darse por vencido porque creen que no pueden competir. (Darse por vencido o asumir una conducta de incapacidad)

Los primeros en nacer, a menudo, para responder a las expectativas de los padres suelen interpretar que debe ser el mejor para ser tenido en cuenta y ser importante en su familia. Pero hay ocasiones en que un mediano puede esforzarse hasta el punto de ponerse por delante del mayor y así, el primogénito es destronado llegando a la conclusión de “para qué intentarlo si no puedo”. Incluso en esas creencias erróneas y para paliar la desatención subjetiva se comportan como hace el hermano (regresiones) que ha venido a dejarle sin espacio personal. Saberlo es vital para utilizar la motivación en lugar de la ira o la frustración.

Un niño en la etapa más importante de autoconocimiento y afirmación personal que por el entorno familiar y la vivencia de circunstancias decisivas en la interacción con los padres (nacimiento de hermanos, madres y padres estresados por cuestiones laborales, atención a parientes enfermos, enfermedades...) no encuentra la manera de resguardar su espacio personal y sentirse capaz e importante en él.




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