Lewinsohn a mediados de los 70 del siglo XX recogió los
aspectos conductuales relativos a la depresión señalando que la depresión tiene origen en una baja
frecuencia de refuerzos.
El punto de referencia básico se sitúa, en la existencia y
el papel funcional de los estímulos reforzadores, lo cual, pone en evidencia la
importancia también de los aspectos cognitivos implicados en el proceso de
aprendizaje:
·
La disponibilidad de reforzadores (ambiente)
·
Las respuestas de la persona (actividades,
habilidades sociales...)
·
La interpretación y valoración que la persona
hace del reforzamiento recibido.
Desde el punto de vista
funcional Lewinsohn tuvo en cuenta tres hipótesis básicas:
a)
Una relación causal entre una baja tasa de
refuerzo y la disforia.
b)
El mantenimiento de conductas depresivas por refuerzo
social
c)
La falta de habilidades sociales como principal
determinante de la baja tasa de reforzadores.
Se ciñe al modelo
conductual propio de la terapia de conducta integrando aspectos situacionales
(ambientales y de respuesta) y no situacionales (factores predisposicionales)
en el cual, tienen cabida los aspectos cognitivos, tanto como producto como
causantes de una concreta percepción y valoración del estímulo.
Referencia
bibliográfica
Vallejo, M., & Comeche, M. (2012). Lecciones de
terapia de conducta. España: Dykinson S.L.
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