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ENTRENAMIENTO EN RELAJACIÓN AUTÓGENA (SCHULTZ, 1931)




El entrenamiento en relajación autógena se basa en el descubrimiento de que la mayoría de las personas son capaces de alcanzar un estado de relajación profunda a través de representaciones mentales de las sensaciones físicas, especialmente de las sensaciones de peso y calor.
Este procedimiento parece actuar a través del sistema nervioso autónomo, restableciendo el equilibrio entre las ramas simpática y parasimpática y tienen mayores efectos que otras técnicas de relajación en los trastornos asociados con la disfunción autónoma como la hipertensión o las migrañas.

El entrenamiento autógeno presenta diferencias en función de las características de cada paciente siendo determinantes a la hora de evaluar su adecuación y utilidad:

·         El grado de motivación y la capacidad de autosugestión de cada sujeto

·         Los niveles autonómicos basales

·         Las variables de personalidad

El procedimiento de aprendizaje diseñado por Shultz se basaba en tres principios básicos:

1.    La repetición mental durante breves períodos de tiempo de fórmulas verbales que describiesen las distintas respuestas psicofisiológicas

2.    La concentración pasiva del paciente

3.    La reducción de la estimulación exteroceptiva y propioceptiva

Procedimiento de relajación autógena

La práctica del entrenamiento en relajación autógena consta de varios ejercicios de concentración pasiva en las sensaciones de:

·         Peso en brazos y piernas

·         Calor en brazos y piernas

·         Movimiento del corazón

·         La autonomía del proceso respiratorio

·         El calor abdominal interno (plexo solar)

·         La diferencia de temperatura entre la frente y el aire circundante

Los ejercicios consisten en centrar la mente en fórmulas cortas y repetitivas y, al mismo tiempo, intentar imaginar de forma intensa lo que sugieren. Es importante la forma de acabar los ejercicios.

La terminación estándar para regresar al estado habitual se realiza en 3 etapas:

1.    Inspiración profunda

2.    Fuerte flexión

3.    Estiramiento de brazos y piernas y abrir los ojos

El procedimiento está estructurado en dos Grados o Ciclos:

1)   Grado Inferior o ejercicios propiamente de relajación

Sirve sobre todo para la relajación

Por lo general, se compone de siete ejercicios que mediante autosugestión dan lugar a sucesivas sensaciones de reposo, pesadez y calor en brazos y piernas, descenso del ritmo cardíaco y respiratorio, calor en el plexo solar y frescor en la frente.

La duración recomendada de estas sesiones es de 3 a 5 minutos, nunca se deberá exceder de este tiempo ya que podría ser contraproducente.

Indicaciones para realizar los ejercicios del ciclo inferior:

Tabla 1Ejercicios del ciclo inferior e indicaciones

Ejercicio de reposo
·         Lleva a un estado de calma al cuerpo y a la mente
·         Se suelen emplear frases como: “Estoy tranquilo, mi cuerpo y mi mente están tranquilos”
Ejercicio de peso
·         Se provoca la sensación de peso en las extremidades.
·         Se suele emplear la frase: “mis brazos y mis piernas están muy pesados
Ejercicio de calor
·         Se provoca un aumento de temperatura en las extremidades
·         Una fórmula típica es “mis brazos y mis piernas están calientes”
Ejercicio de respiración
·         Se produce una inspiración y espiración tranquilas
·         Se emplea la frase: “mi respiración es tranquila y regular”
Ejercicio para el corazón
·         Se pone la concentración en los latidos del corazón
·         Se emplean frases como “mi corazón late regularmente”
Ejercicio abdominal
·         Se dirige la atención al plexo solar
·         Se emplea la frase “mi abdomen es una corriente de calor
Ejercicio de la cabeza
·         Se dirige la concentración a la cabeza con frases del tipo “mi mente está clara”



2)   Grado Superior o ejercicios de imaginación

En el Grado Superior se tratan los problemas mediante la sugestión hasta lograr solucionarlos o, al menos, mitigarlos. Algunos ejercicios que suelen emplearse son los siguientes:

·         Experiencia con colores: dirigir la vista al centro de la frente y hacer surgir un color en la imaginación

·         Imaginar objetos concretos: una vela encendida, una rosa...

·         Dar forma a valores abstractos: esperanza, amor, coraje...

·         Imaginar que se va por el fondo del mar

·         Imaginar que se sube a la cima de una montaña

·         Imaginarse a uno mismo con determinados propósitos, p. ej. “voy a afrontar con éxito esta situación”

Requisito para realizar los ejercicios del Grado Superior:

Dominar los ejercicios de Grado Inferior.

Tras los habituales ejercicios introductorios de reposo, pesadez, calor, respiración, corazón y abdomen, se mantiene la fase de meditación profunda del abdomen y se sigue trabajando con la siguiente fórmula: “En mi imaginación veo un color” y a partir de este color se desarrolla una visión.

Indicaciones generales para la práctica del entrenamiento autógeno

·         El cliente debe de mantener una imagen representativa de la autogestión que se está indicando y mantener una actitud de observación pasiva de los cambios

·         Cada uno de los ejercicios es practicado diariamente y no se ha de introducir un nuevo ejercicio hasta que no se domine el anterior

·         Cada vez que se avanza con un nuevo ejercicio se deben repasar y practicar los anteriores

·         Nunca se ha de entrenar los ejercicios de Grado Superior hasta que no se hayan dominado los de Grado Inferior

·         Al iniciar el Grado Superior del entrenamiento el cliente debe girar los globos oculares hacia arriba y hacia adentro como si intentase mirar hacia el centro de la frente

·         Durante el desarrollo del programa se presentan sensaciones físicas como hormigueo, excesiva sensación de calor...que resultan molestos, éstas deben ser debilitadas cambiando las fórmulas utilizadas, p.ej., en lugar de muy caliente se puede pasar a caliente.

·         Si se presentan pensamientos intrusivos se le indica al paciente que debe de completar el pensamiento y volverse a concentrar en la fórmula



Referencia bibliográfica

Ruiz, M. A., Díaz, M. I., & Villalobos, A. (2012). Manual de Técnicas de intervención cognitiva conductuales. Madrid: Desclé De Brouwer.

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