
Conocer la etiología de los TGC no es una tarea sencilla. Estudios
epidemiológicos han permitido conocer el peso que los factores genéticos y
ambientales tienen en la presentación, tanto del TDAH, como el Trastorno de
Conducta y el Trastorno Negativista Desafiante.
1)
Es evidente que existe una causa
genética.
a)
Cerca del 70 % de los
niños y niñas diagnosticados de TDAH tiene algún antecedente en primer o
segundo grado. Está demostrado que hay unos genes (los genes transportadores de
la dopamina, que involucran al cromosoma 11 y al 5), que están directamente
implicadosen la fisiopatogenia de este trastorno, según las recientes
publicaciones del Dr. Julián Vaquerizo, Jefe de la Unidad de Neurología
Pediátrica del Complejo Hospitalario Universitario de Badajoz, con reconocido
prestigio investigador del TDAH.
b)
Parece, que una
actividad reducida de la MAO (monoamino-oxidasas plaqueterias) actúa favoreciendo
los TGC en niños o niñas víctimas de maltrato (Dr. Joaquín Díaz Atienza. Médico
psiquiatra de la USMIJ de Almería, gran experto en trastornos de inicio en la
infancia y adolescencia).
c)
También son
destacables los datos científicos de los TDAH: según Barkley (1995), “diversos estudios
con gemelos han llegado a determinar que la herencia explica entre el 55 y el
97% de las conductas de hiperactividad e impulsividad de estos. Probablemente,
lo que se hereda es la tendencia a tener problemas en el desarrollo del cortex
frontal y del núcleo caudado del cerebro”; por tanto, se daría una menor
actividad cerebral en la zona frontal, espacio implicado en la inhibición
conductual, la persistencia en la respuesta... (véase factores neurobiológicos).
También, encuentra correlaciones del gen D4RD, el DAT1 y otros 6 genes que
pueden estar implicados en la herencia del TDAH.
2)
Variables obstétrico-perinatales
En lo que respecta a los problemas de conducta, existe la
posibilidad de que la exposición a las complicaciones obstétrico-perinatales
sea un factor de riesgo que favorecería la vulnerabilidad, siendo,
probablemente, la interacción con otros factores de riesgo, como los factores genéticos,
lo que determinaría la expresión y tipo de Trastorno.
Las complicaciones
obstétricas relacionadas con TGC son los trastornos
emocionales de la madre durante el embarazo, y la asfixia neonatal –un muy
importante factor de riesgo para los TGC– (Allen y cols, 1998). No podemos olvidar
que las complicaciones obstétricas se encuentran con frecuencia
asociadas a:
·
una edad maternal precoz
·
a condiciones económicas
desfavorables
·
al uso de sustancias psicoactivas durante
el embarazo,
y que los TGC en la madre son un factor de
riesgo para la maternidad precoz que, a su vez, incrementan el riesgo de TGC en
los hijos.
3)
El consumo y la exposición
a sustancias
Existe una relación
positiva entre la cantidad de tabaco
consumida en el embarazo y la emisión de actos violentos en la adolescencia
y
edad
adulta (Brennan y cols., 1999). Cuando el consumo de tabaco era mayor de un
paquete de cigarrillos, se presentaron mayor número de trastornos
paidopsiquiátricos como los Trastornos de Conducta (Fergusson y cols.,1998).
El consumo materno de alcohol y de cannabis también son factores a
tener presente.
Ha sido investigada la exposición al plomo y correlaciona con
TGC.
La prematuridad y el bajo peso al nacer. Los niños niñas que nacieron
prematuramente en el estudio de Levy-Schiff y cols.(1994) presentaron mayores
dificultades en la autorregulación emocional y conductual, así como mayores
niveles de ansiedad, y los familiares explicitaron una mayor prevalencia de
Trastornos Conductuales. Girourd y cols. (1998), en estudios de niños y niñas
prematuros, encontró una mayor incidencia de TND y de hiperactividad.
4)
Factores neurobiológicos
El estudio de las estructuras cerebrales, tanto en animales como en
seres humanos, implicadas en la agresividad y en la impulsividad ponen de
manifiesto
que:
a)
El sistema límbico está
directamente relacionado con la conducta agresiva:
la estimulación de la amígdala
produce agresividad, y su no activación induce a la docilidad
b)
El hipotálamo, el cerebro medio,
también influyen en las conductas activas.
c)
Las regiones corticales
prefrontales producen una acción inhibidora de la agresividad, persistencia en
las respuestas, resistencia a la distracción y
control del nivel de
actividad propio.
d)
Neuroquímica:
·
Los
aminoácidos (GABA, glutamato, glicina) producen una acción
inhibidora de la agresividad
·
Las
monoaminas (la serotonina regula la conducta ante estímulos
ambientales, y por tanto, controla la agresividad ofensiva y defensiva
·
La
dopamina es activada ante la agresividad por frustración
social
·
La
noradrenalina es utilizada clínicamente, pues el bloqueo de
los receptores noradrenérgicos es de utilidad en el control de la agresividad)
también están implicadas los péptidos
(CRF, vasopresina, opioides, etc.).
e)
Otros parámetros:
·
Colesterol bajo
·
Tasas altas de testosterona
·
hipoactividad del S.N simpático
correlaciona con conductas agresivas.
5)
Temperamento y personalidad
El temperamento es un aspecto predictivo de problemas de inadaptación
psicosocial en la adolescencia y en la edad adulta.
El “perfil” de un temperamento
de riesgo sería: alguien con
·
una calidad negativa del humor
·
poca perseverancia,
·
poca adaptabilidad
·
fácil distracción
·
reacciones emocionales intensas
·
alto nivel de actividad
·
retraimiento social…
La personalidad “de riesgo” incluiría:
·
Heteroagresividad
·
débil control emocional
·
indocilidad en la infancia
·
impulsividad,
·
déficit de autocontrol
·
falta de culpabilidad,
·
egotismo,
·
frialdad afectiva....
Todos estos signos son predictivos de TGC en la adolescencia e independientes
de los factores ambientales.
6)
Factores ambientales y los
medios de comunicación
a)
Contexto familiar.
·
Los problemas de salud mental de
los padres o madres (antecedentes psiquiátricos, consumo de sustancias y
depresión post-parto son factores de riesgo),
·
la separación y/o divorcio
·
la exposición a la violencia
intrafamiliar
·
el embarazo precoz,
·
hermanos con TGC,
·
incompetencias parentales (estilo
de enseñanza inconsistente, muy severa o errática, contradictoria, carencia de
vigilancia y control, …).
b)
Entorno psico-social.
Status socioeconómico bajo
relación con iguales (los comportamientos delincuentes en la infancia conducen,
a su vez, a la delincuencia y a la elección de amigos delincuentes. En
definitiva, los adolescentes tienden a relacionarse con aquellos que refuerzan su
conducta).
c)
Entorno escolar.
Hay aspectos como la propia organización del centro, la gestión del
aula, el estilo docente... que pueden incidir o desencadenar diferentes alteraciones
comportamentales.
d)
Medios de
comunicación.
Es incuestionable que nuestros hijos e hijas pasan cada vez más tiempo
delante del televisor y de la videoconsola (que ofrecen grandes dosis de
violencia),
y que, ambos, ejercen una
influencia continua sobre su desarrollo emocional y conductual.
e)
El apego
Un gran número de conductas consideradas como “precursoras” de los
Trastornos de Conducta (rabietas, agresiones, conductas de oposición, desafío)
podrían ser estrategias de apego que intentarían llamar la atención o el
acercamiento a la figura de apego, cuando éstas se encuentran insensibles a las
señales del niño o niña.
Un apego “frágil” a la figura materna y/o paterna correlaciona
positivamente con la aparición de problemas conductuales y agresividad.
Si bien la estructura, el ambiente y las pautas educativas familiares y
escolares no suelen ser causa única de los Trastornos del Comportamiento, es
incuestionable que van a condicionar el curso y el pronóstico de estos
trastornos. Identificar qué aspectos del contexto donde se desarrolla el alumno
o alumna está favoreciendo o perjudicando su desarrollo personal, escolar y
social, es importantísimo para la intervención sobre los mismos.
A modo de conclusión, decir que los Trastornos
Graves de Conducta tienen un origen multicausal.
Lo menos cuestionado es que hay un factor genético importante en muchos de los
casos, pero no cabe duda de que otros muchos factores, ambientales o no, puedan
actuar como causa, factor precipitante o factor de riesgo (complicaciones pre,
peri y postnatales, el hábito de fumar durante el embarazo, tamaño más reducido
del córtex prefrontal...) existiendo siempre una interacción dinámica entre
biología y ambiente.
Asimismo, son numerosos los cambios sociales y culturales experimentados
en las últimas décadas, que parecen estar contribuyendo al incremento de los
fenómenos sociales de violencia y agresividad, y que pueden actuar, si no como
causantes directos, sí como un caldo de cultivo idóneo para la aparición de
Trastornos del Comportamiento. Es el caso de los cambios en el sistema social
de valores, basado en un predominio de
la individualidad y relativismo moral, mayor permisividad en los modelos
educativos, consumismo exacerbado, búsqueda inmediata de la comodidad y el
placer, retraso en la asunción de roles de responsabilidad por los jóvenes,
sobrecarga laboral de ambos progenitores con la consiguiente disminución de la
cantidad y calidad del tiempo dedicado a los hijos, incremento del número de
familias desestructuradas...
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