La emergencia de la ira está asociada a una amplia diversidad de estímulos y situaciones. Sin embargo, el modo en activan este proceso emocional varía de unos a otros.
La secuencia afectiva se puede disparar por:
1. Situaciones frustrantes donde
la ira se dispara tras un proceso de valoración cognitiva
2. Situaciones que por sí mismas resultan
aversivas para el individuo desencadenando la ira de forma mucho más
directa y, aparentemente antes de que intervengan procesos cognitivos.
Situaciones
frustrantes que producen frustración
a) Obstrucción del acceso a una meta.
Cuando el progreso hacia un objetivo deseado se
ve interrumpido, la valoración cognitiva que lleve a cabo la persona en
relación a esta contingencia determinará el tipo de emoción emergente.
De este modo, si como resultado de esta
valoración se considera que no existe posibilidad de restablecer el acceso a la
meta, entonces el afecto concomitante será la tristeza. En cambio, si se estima
que es posible actuar sobre los factores que bloquean la vía hacia ella,
restableciendo así las condiciones previas, entonces la emoción asociada será
la ira (Stein, Trabasco y Livag, 1993).
El agente que causa el bloqueo puede der:
·
Un objeto inanimado (una tuerca difícil de
aflojar...)
·
Un animal (un perro que ladra impidiéndonos
conciliar el sueño...)
·
Una persona (un compañero parlanchín que nos
distrae continuamente de nuestro trabajo...)
·
Una circunstancia (un tiempo lluvioso durante
las vacaciones de verano...)
b) Transgresión de derechos y normas
La vulneración de normas sociales y éticas
llevada a cabo por otros, la injusticia y la conculcación de nuestros derechos
y libertades, con frecuencia nos hacen sentir bajo el influjo de la ira.
La emoción surge cuando valoramos que el
comportamiento del otro ha sido intencionado y que es merecedor de desaprobación
(Ortony et al., 1988). P.ej., el desprecio de las normas de circulación, los
atentados a nuestra autoestima, la violación, la estafa, la prevaricación, el
homicidio, el abandono de un menor, no respetar el turno de la cola...
c) Extinción de contingencias aprendidas
Muchas conductas operantes, establecidas
mediante programas de refuerzo continuo, dan lugar a sentimientos de ira y
conducta agresiva cuando son sometidas a extinción. P.ej., cuando la máquina
expendedora de tabaco o café se empeña en extinguir nuestra meta operante,
negándose a facilitarnos el refuerzo que esperamos tras introducir la moneda y
haber accionado el pulsador correspondiente. En la medida que crece nuestra
ira, pasamos a zarandear la máquina.
Situaciones
aversivas
En general, las experiencias desagradables
favorecen o, directamente, se asocian con la aparición de la ira. Además, con
frecuencia, hacen más probable la expresión de conductas agresivas, y ello aún
cuando no interfieran con el acceso a una meta.
El dolor se encuentra entre los estímulos
desencadenantes. Las personas sometidas a una situación de dolor crónico a
menudo manifiestan sentimientos de ira y hostilidad
Otras situaciones aversivas, no necesariamente
inductoras de dolor (el ruido, el frío, el viento, el calor excesivo, el
hacinamiento)
Del mismo modo, se han podido observar
expresiones de ira a bebés sometidos, como parte del protocolo experimental, a
algún tipo de restricción física que les impide moverse con libertad donde
tampoco la valoración cognitiva parece jugar el papel determinante en la
disminución del umbral de irritabilidad.
Referencia bibliográfica
Centro de
Psicología María Jesús Suárez Duque
C/ Tunte,6
Vecindario (Frente al Centro Comercial Atlántico, a la derecha de la oficina de
correos)
Pedir cita:
630723090
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