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Psicóloga Maria Jesus Suarez Duque DEPENDENCIA EMOCIONAL: Elección de pareja

ELECCIÓN DE PAREJA (Castelló, 2012)

Insistir con personas narcisistas, desinteresadas, hostiles o problemáticas no parece la mejor manera de reorientar las relaciones, se haga el esfuerzo individual que se haga por evitar que se repita la historia. Una de las grandes metas en lo que respecta al ámbito de las relaciones de pareja es la de escapar de los objetos, para lo que será imprescindible afinar el punto de mira. No tiene sentido embarcarse en historias amorosas cuyas trayectoria y desenlace son tan fácilmente predecibles como nefastas. Lo último que debe hacer el dependiente emocional es, aparte de su trabajo individual, esforzarse por cambiar a la otra persona: bastante tiene con cambiarse a sí mismo.

Lo normal es que, el sujeto se sienta incómodo si no recibe el trato adecuado o si no se le presta la atención que merece. 

Lo que hay que hacer es continuar apostando por una manera sana de vivir las relaciones y examinar las ganas de estar con el otro que, si se producen y son genuinas, indican que sí hay sentimientos y que simplemente se está aprendiendo a querer de una forma normal.

No obstante, a pesar de esto, es de prever que los perfiles que siempre han despertado el interés continúen siendo atractivos: digamos que gustarán personas similares, pero a la mínima que se observen determinados comportamientos que vayan en la línea de la falta de valoración, interés o respeto, se producirá una reacción aversiva en el dependiente emocional. Para ello, es fundamental estar muy vigilantes por si la persona que despierta interés se ajusta a alguno de los perfiles de objeto expuestos: narcisistas, posesivos y problemáticos.

Los narcisistas se distinguirán por su soberbia y su carácter engreído, por considerarse superiores al resto de los mortales o, como mínimo, al dependiente emocional, como sucede con los evitadores del compromiso. No tendrán en cuenta los intereses del otro y estarán más bien pendientes de superarles: en lugar de alegrarse de los puntos fuertes ajenos, desarrollarán sentimientos de rabia y envidiaNo se encontrarán cómodos en situaciones donde haya que expresar sentimientos hacia el dependiente porque los considerarán rebajamientos o signos de debilidad. Por otro lado, tenderán siempre a imponer su criterio porque es el único que considerarán válido y, además, el único que les interesa. Cualquier persona que observe a un narcisista con un dependiente emocional, aunque sea en una de las primeras citas y aunque intente mostrar una cara amable, percibirá que intenta imponerse sobre el otro y que pretende asumir en la incipiente relación una posición de privilegio.

En cuanto a los 
objetos posesivos, se distinguirán porque, al igual que los dependientes emocionales (recordemos que presentan una forma atípica de este problema, la dependencia emocional dominante), irán a toda velocidad al comienzo de la relación. Por lo tanto, una vez se fijen en el otro, le pedirán citas una tras otra, se mostrarán excesivamente cercanos, le colmarán de atenciones, regalos y declaraciones de amor, etc. Digamos que mostrarán una cara muy positiva, pero que si la observamos con detenimiento, más bien será una cara voraz afectivamente y que denotará dicha posesividad. En este sentido, siempre es interesante sondear el historial amoroso de estas personas porque, aunque no le desvelen sus intimidades al dependiente emocional -y mucho menos si es en las primeras citas y hay aspectos para esconder-, sí podrá extraer información que le resulte de utilidad. Este tipo de objetos es francamente peligroso y la verdad es que no es demasiado difícil de detectar si uno mira más allá de los regalos y las llamadas frecuentes. Algún comportamiento celoso o controlador de las llamadas que se reciben o de la ropa que se usa también es indicativo de este tipo de personalidades. Ya sabemos que, si la relación se consolida, estos pequeños avisos se convertirán en una constante, pero que tiene sus precursores en las primeras citas.

El objeto problemático, es muy sencillo de detectar, tanto que prácticamente no hacen falta citas de ningún tipo. Son personas que están inmersas en conflictos continuos, que pueden tener adicciones a sustancias y que despiertan la faceta salvadora del dependiente emocional, que se identifica en ocasiones con el lado vulnerable y carente de cariño de estos individuos. Las relaciones deben ser para amar y recibir amor, no para salvar a nadie, conseguir que cambie o reeducarlo, y mucho menos para que personas con sensación de desarraigo emocional hagan causa común unas con otras, porque esto es enfermizo y termina en desequilibrio, en que el objeto problemático campa a sus anchas y se afianza en una relación cómoda. Al final, el que tiene el problema pasa a ser el dependiente emocional estándar.

Para los dependientes con un historial amoroso significativo, no es nada complicado darse cuenta de cuándo se están relacionando con la persona adecuada y cuándo no. Si no lo hacen, es porque se engañan a sí mismos. Existe un "sexto sentido" que trasciende los argumentos racionales. A esta intuición hay que escucharla porque la autoestima del dependiente está en riesgo si se junta con personas inadecuadas.

Dentro de la relación de pareja, aunque esta relación sea con una persona normal y transcurra por unos derroteros sanos, ha y que cuidarse mucho de que, sin que el dependiente emocional se dé cuenta, aparezcan manifestaciones de la necesidad afectiva.

Existen individuos con mucha seguridad en sí mismos, con una adecuada autoestima, y que no persiguen relaciones desequilibradas, sino vivir el amor de una manera sana. Sean muchas o pocas, merece la pena buscar este tipo de personas porque el dependiente puede encontrarlas atractivas sin que sean desaconsejables; eso sí, una vez se encuentren, el trabajo no habrá finalizado, sino que sólo habrá comenzado, porque será el momento de considerar las pautas de equilibrio y de cuidado de las primeras etapas de la relación.

A pesar de que todo esto significa que el dependiente sea muy selectivo, no hay más remedio que actuar así si uno no quiere volver a invertir meses o incluso años en otra relación que sólo a portará más sufrimiento. A veces, las prisas hacen que se pierda más tiempo. Lo que es un error también, es buscar sólo personas que uno sabe a la perfección que convienen, pero por las que no se siente absolutamente nada: ni es sano para el dependiente emocional porque, en definitiva, está igualmente obedeciendo a su necesidad afectiva estando con alguien sólo por estar acompañado, ni es justo para la otra persona.

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