Sexta ley: La evaluación
—Pero si le dijera que quiero hacer eso, ¿no se sentirá mal? —preguntó Jason—. Cuando Jason me contó que deseaba asumir responsabilidad de algunas tareas que su socio de negocios no estaba cumpliendo cabalmente, lo animé a que conversara con su socio. —Por supuesto. Puede ser que se sienta mal —le dije, respondiendo a su pregunta—. Pero, ¿cuál es el problema? —Bueno, no me gustaría lastimarlo —dijo Jason, mirándome como si esa razón fuera obvia. —Estoy seguro que usted no querría lastimarlo —le dije—, pero, ¿qué tiene eso que ver con la decisión que usted debe tomar? —Bueno, no podría tomar una decisión sin considerar sus sentimientos. Sería cruel. —Estoy de acuerdo. Sería cruel. Pero, ¿cuándo se lo va a decir? —Usted acaba de decir que decírselo lo lastimaría y que eso sería cruel —dijo Jason, perplejo. —No, no dije eso —contesté—. Dije que decírselo sin considerar sus sentimientos sería cruel. Eso es muy distinto a no hacer lo que debe hacer. —No veo cuál es la diferencia. De cualquier modo lo lastimaría. —Pero no lo perjudicaría, y esa es la gran diferencia. Por el contrario, el dolor lo ayudaría. —Ahora sí que no entiendo. ¿Cómo puede servir lastimarlo? —Veamos, ¿alguna vez ha ido al dentista? —le pregunté. —Claro. —¿Le dolió cuando el dentista utilizó el taladro para arreglarle la caries? —Sí. —¿Lo perjudicó? —No, me hizo sentir mejor. —
Lastimar y perjudicar son dos cosas distintas —le señalé—. ¿Le dolió comer el azúcar que le produjo la caries? —No, me supo bien —dijo sonriendo porque ya comenzaba a entender. —¿Lo perjudicó? —Sí. —Esa es la cuestión. Algunas cosas nos pueden lastimar, pero no nos perjudican. Es más, hasta pueden hacernos bien. Y hay otras cosas que parecen buenas pero pueden ser muy perjudiciales.
Es necesario estimar las consecuencias de la puesta de límites y asumir la responsabilidad hacia la otra persona, pero esto no implica que evitemos fijar límites porque alguien reaccionará con dolor o enojo. Tener límites —en este caso, que Jason le diga que no a su socio— es darle sentido a la vida. Jesús se refiere a esto como «la puerta estrecha». Siempre será más fácil pasar por «la puerta ancha que conduce a la destrucción» y seguir sin poner límites donde son necesarios. Pero el resultado será siempre el mismo: la destrucción. Solo una vida honrada y con sentido da buenos frutos.
Decidirse a poner límites es difícil porque requiere decisión y enfrentamiento y a su vez, algún ser querido puede sentirse agraviado. Necesitamos evaluar el dolor causado por nuestras decisiones y sentir empatía. Tomemos el caso de Sandy: esta optó por ir a esquiar con sus amigos en lugar de pasar las fiestas navideñas con su familia. Su madre se entristeció y desilusionó, pero esto no le afectó. La decisión de Sandy le causó tristeza, pero la tristeza no debería hacer cambiar de opinión a Sandy. Esta podría responder cariñosamente al dolor de su madre: «Mamá, yo también siento que no podamos pasar juntas. Ya te visitaré en el verano.» Si la madre de Sandy respetara su libertad de elección, diría algo así: «Estoy muy desilusionada porque no vendrás para Navidad, pero espero que lo pases en grande.» Se haría cargo de su desilusión y respetaría la decisión de Sandy de pasar un tiempo con sus amigos. Causamos dolor cuando elegimos lo que a otros no les gusta, pero también causamos dolor cuando enfrentamos a las personas cuando están equivocados. Pero si no manifestamos nuestro enojo con otra persona, el resentimiento y el odio pueden invadirnos. Necesitamos ser sinceros con otros sobre como nos sentimos heridos. «Hable cada uno a su prójimo con la verdad, porque todos somos miembros de un mismo cuerpo» (Efesios 4:25). A nadie le gusta oír cosas negativas sobre su persona. Pero, a la larga, pueden ser beneficiosas. La amonestación de un amigo puede causarnos dolor, pero también puede ayudarnos. Necesitamos evaluar el dolor que nuestro enfrentamiento ocasionará en otros. Necesitamos ver cómo ese dolor les ayudará y cómo puede ser lo mejor que podemos hacer por ellos y por la relación. Necesitamos evaluar el dolor positivamente.
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